Thalles Roberto da Silva, conocido artísticamente como Thalles Roberto, nació el 8 de noviembre de 1977 en Passos, una pequeña ciudad del estado de Minas Gerais, Brasil. Desde muy joven, Thalles mostró una afinidad por la música, influenciado por la rica tradición musical de su familia. Su padre era pastor y músico de iglesia, lo que permitió a Thalles crecer rodeado de melodías y ritmos que marcaron sus primeros pasos en el mundo musical.
A los pocos años, comenzó a cantar en la iglesia local y rápidamente se destacó por su poderosa voz y su capacidad para emocionar a la audiencia. En la adolescencia, tomó la decisión de dedicarse profesionalmente a la música, inspirado por artistas de gospel y música popular brasileña.
En sus primeros años de carrera, Thalles Roberto se unió a la banda de música secular Jota Quest como bajista y corista. Esta experiencia con uno de los grupos más reconocidos de Brasil le proporcionó valiosos aprendizajes y la oportunidad de perfeccionar sus habilidades en el escenario.
Sin embargo, a pesar de su éxito en la música secular, Thalles sentía un vacío espiritual. Fue en este período de su vida que decidió redirigir su carrera hacia la música gospel, con el objetivo de llevar un mensaje de esperanza y fe a través de su voz.
El gran cambio en la vida de Thalles
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Quem diria que meus olhos, um dia voltassem a brilhar
Que eu e meus sonhos, pudéssemos brotar
Mas, dessa vez, depois de tudo, que passei
A palavra liberada, encontrou a fé
Produzindo o fim da vergonha dos anos amargos
E a honra nos braços, carregando aquilo que, pedi ao senhor
A fertilidade chegou; sim, é o meu Samuel
Marcando o fim da afronta
É tempo de dupla honra
Só Deus faz, obra tão grande assim
Ouvidos tremem, e vibram
Aonde chega à notícia, do impossível
Que ele fez, possível
Chegar em, minhas mãos
Eis me aqui, Deus; minha rocha
Deus que tira e dá a vida
Enriquece e empobrece
Deus que exalta; Deus que humilha
O homem não prevalece pelas suas forças
Tudo é Deus que dá forças
Ao seu rei e exalta o poder do seu ungido
Que sou eu
A palavra ministrada encontrou a fé
Produzindo o fim da vergonha dos anos amargos
E a honra nos braços, carregando aquilo que, pedi ao senhor