El Chinito del Ande es una figura emblemática en la música andina de Perú. Su nombre real es Julio Pescador y nació el 9 de noviembre de 1951 en el pintoresco pueblo de Pampas, Huancavelica. Desde pequeño, Julio mostró una conexión innata con la música, influenciado por el entorno sonoro que lo rodeaba, lleno de melodías andinas y ritmos tradicionales.
Julio creció en una familia humilde, donde la música era una parte integral de la vida cotidiana. Su padre, un agricultor y músico aficionado, tocaba el charango en las reuniones locales, mientras que su madre era una talentosa cantante de huaynos. A los diez años, Julio ya dominaba varios instrumentos típicos, como la quena y la zampoña.
En su adolescencia, Julio decidió perseguir su pasión por la música de manera profesional. Fue entonces cuando adoptó el nombre artístico de Chinito del Ande, un apodo inspirado tanto en sus rasgos físicos como en su origen andino. Se mudó a Lima en busca de mayores oportunidades, donde comenzó a tocar en pequeños clubes y eventos locales. Su estilo musical, caracterizado por la fusión de huaynos tradicionales con toques modernos, pronto capturó la atención del público.
A medida que ganaba popularidad, Chinito del Ande lanzó su primer álbum, "Caminos del Ande", en 1975. Este trabajo discográfico fue un éxito instantáneo y contenía temas icónicos como "Lágrimas del Corazón" y
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La vejez de los pueblos de estirpe divina
Y sus verdades olvidadas
La malilla de diamantes contra la hoja de palma
A través de la radio temblé
Y pagar con la moneda de la curiosidad
En el suministro de charas
Masturbación de interrogantes para sólo ecuchar
Un susurro de hilo de plata
Cegados por la voz de la inexperiencia
Nos arrastramos sin pensar
A lomos del desierto hacia las cavernas
Las huellas del peregrino me guiarán
Mi ciudad estaba muerta antes de nacer
Pura sangre desbocado
Detesto a los tibios de vocación
Y dicen que a la fuerza ahorcan
Cegados por la voz de la inexperiencia
nos arrastramos sin pensar
A lomos del desierto hacia las cavernas
Las huellas del peregrino me guiarán
Ningún otro cielo en la tierra
Cruza la cara al sí y al no
Dejando condena y cadenas
Del lado opuesto a la razón
Y los placeres de la pobreza han vencido a mi burlada revolución
Y los placeres de la pobreza han vencido a mi burlada revolución
Cegados por la voz de la inexperiencia
nos arrastramos sin pensar
A lomos del desierto hacia las cavernas
Las huellas del peregrino me guiarán
Ningún otro cielo en la tierra
Cruza la cara al sí y al no
Dejando condena y cadenas
Del lado opuesto a la razón