La historia de Kaskivano comienza en un pequeño barrio de Buenos Aires, Argentina, en el año 1998. Un joven llamado Emiliano Vega, apasionado por la música desde su infancia, decidió formar una banda que fusionara sonidos tradicionales argentinos con ritmos contemporáneos. Así, nació Kaskivano, un nombre que pronto resonaría en múltiples escenarios.
El grupo inició su andadura con Emiliano como líder vocal y guitarrista, acompañado por amigos del vecindario. Su primer álbum, "Raíces Modernas", lanzado en 2000, capturó al instante la atención de la audiencia local. Con temas como "Bajo el Mismo Sol" y "El Ritmo del Alma" lograron combinar las melodías del folclore argentino con elementos de rock y pop, creando un sonido único.
Kaskivano se fortaleció en la escena musical a principios de los 2000, y su estilo innovador les permitió firmar un contrato con una importante discográfica en 2002. Su segundo álbum, "Horizontes", fue un éxito rotundo. La canción "Ecos de Libertad" se convirtió en un himno para los jóvenes argentinos, y el grupo empezó a ganar reconocimiento internacional.
El éxito de "Horizontes" llevó a Kaskivano a realizar su primera gira internacional en 2003, recorriendo América Latina, Europa y Estados Unidos. Durante esta gira, la banda recibió múltiples premios y reconocimientos, incluyendo el prestigioso Premio Gardel a la Música.
A lo largo de los años, Kaskivano no dejó de evolucionar. En 2007, lanzaron "Fusión Infinita", un álbum que incorporaba
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Continuando un canto
Estoy continuando un canto que hace mil años
nació
Ignoro quien lo invento y porque a durado tanto
Las alegrías y el canto
En el manar tú andyuntadas
Tal vez por cosas pasadas
O por lejanías de la intención.
II
Vino conmigo a este mundo
Para no tener valor
Pero sepa usted señor
Que el del miedo hace usurco profundo,
Soy de penas ser pecundo
Oculto de mendigar
A otros destinos inciertos
Capaz de terminar con este absurdo.
III
Con este absurdo
Hijos del absurdo,
Hijos del absurdo
Tendré que seguir cantando
Para que la luz no se muera
Se que no habrá ventonera
Que llegué a apagar este llanto
Es un charco tanto pisarlo ensuciado y sin
barreras
Como comprender todo esto
Si ninguno lo tiene tanto.
Vino conmigo a este mundo
Para no tener valor
Pero sepa usted señor
Que el del miedo hace usurco profundo
Soy de penas ser pecundo
Oculto de mendigar
A otro destinos inciertos capaz de terminar con
este absurdo.
Con este absurdo
Hijos del absurdo,