En el corazón de Panamá, el 15 de septiembre de 1958, nació un hombre cuya voz y acordes del acordeón resonarían en cada rincón del istmo y más allá: Virgilio "Nenito" Vargas. En una familia humilde y profundamente arraigada en la cultura tradicional, Nenito emergió con un talento natural para la música típica, el género folclórico que representa la esencia de la identidad panameña.
Fue durante su infancia que Nenito mostró su inclinación por la música. A una edad temprana, su pasión por el acordeón lo llevó a practicar extensamente, aprendiendo de los grandes maestros de la música típica. Su habilidad sorprendió a locales y visitantes por igual, estableciendo un camino claro hacia su futuro en la industria musical.
A medida que crecía, Nenito formó su primera banda, comenzando a tocar en fiestas locales y eventos comunitarios. Su dedicación y pasión pronto le hicieron destacar en el competitivo mundo de la música típica. Con el tiempo, su nombre se hizo sinónimo de calidad y autenticidad, con actuaciones que capturaban el corazón del público.
La carrera de Nenito alcanzó un nuevo nivel cuando empezó a grabar sus primeras canciones. Su primer gran éxito, "El Tambor de la Alegría", lo catapultó a la fama nacional. No solo era un virtuoso del acordeón, sino también un compositor talentoso cuyas letras conectaban profundamente con la vivencia popular.
A lo largo de los años, Nenito Vargas ha lanzado numerosos
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Llévate
Cara a cara otra vez,
con la soledad que acompaña mis noches,
con la fría verdad que en mi cama se esconde,
buscándote a ti y encontrando un vacío,
que no me responde.
Y un recuerdo fugaz,
se escapa de pronto,
entre alguna sonrisa para no llorar,
pienso en cosas bonitas,
consolando así el perturbante sollozo,
de tu despedida. (x2)
Trato de olvidarte tantas veces pero me siento impotente al descubrir que ya no estás.
Me rodean tantas cosas tuyas que al mirarlas una a una me gritan no volverás.
Trato de fingir que tu partida no me ha amargado la vida pero a quién quiero engañar.
Te llevaste tantas cosas tuyas pero me dejaste algunas que me obligan a llorar,
y a extrañarte más.
Llévate el silencio para que no me hable,
llévate las horas que voy a extrañarte,
llévate mis sueños para no soñarte,
y ese olor a ti que dejaste en el aire.
Llévate los días en los que me harás falta,
y esa angustia inmensa que ahoga mi alma,
llévate mis lágrimas de madrugada,
llévate el dolor que nunca se me acaba.
Llévate, el silencio en las noches,
llévate, mis ganas de vivir,
llévate, ese instante en el tiempo,
cuando te fuiste y me hiciste sufrir. (x4)