La tortura de... tu marido
Solo sé que la tortura de tu marido
a mí no me va,
solo sé que la tortura de tu marido
a mí no me va.
No me ates a la cama,
no me saques el pijama,
solo sé que la tortura
de tu marido no me va.
Solo sé que la tortura de tu marido
a mí no me va,
solo sé que la tortura de tu marido
a mí no me va.
No te hagas la piraña,
no me pegues con la caña,
solo sé que la tortura
de tu marido no me va.
Pero, ¡ay!, cuidate, cuidate,
que te hago karate.