Nose, esa palabra tan sencilla, se convirtió en sinónimo de rebelión y originalidad en el panorama musical. Fundado en 1995 en una pequeña ciudad industrial, este grupo de punk-rock irrumpió en la escena con una fuerza pocas veces vista. La semilla inicial la plantaron cuatro jóvenes: Alex en la voz y guitarra, María en el bajo, Sergio en la batería y Carla en la guitarra rítmica. Provenían de barrios obreros y siempre tuvieron un espíritu contestatario que se canalizaba a través de su música.
En 1997, lanzaron “Ruidos en la Zona”, su primer álbum. Con canciones cargadas de letras críticas contra el sistema y un sonido crudo, rápidamente se ganaron un público leal. “Sin Salida” y “Ciudad de Nadie” se convirtieron en himnos para los jóvenes inconformes. Su estilo directo y sin filtros atrajo la atención de medios independientes y promotores de conciertos.
Los conciertos de Nose se caracterizaron desde el comienzo por su energía desbordante y una conexión especial con el público. No eran solo espectáculos musicales; eran auténticas manifestaciones de descontento y un llamado a la acción. Las letras de Alex resonaban con la audiencia, creando una atmósfera inigualable.
A medida que avanzaban en su carrera, Nose comenzó a experimentar con diferentes sonidos y a incorporar otros géneros. Su segundo álbum, “Rompiendo Esquemas” (1999), incluyó colaboraciones con artistas de rap y ska, diversificando su base de fanáticos. Canciones como “A Golpes” y “Resistencia” se convirtieron
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Una parte de mi
Viajamos sin un mapa
No conocemos el lugar
Y aun que todo pueda estar mal
Basta con encontrarnos
Recordar por qué estamos acá
Y olvidar lo demás
Si cuesta mas o menos
Nos quedaremos sin huir
Caigamos o volemos
Nada nos moverá de aquí
Deseos imposibles
Historias que no debo contar
Amigos que actúan sin pensar
Cuidarnos las espaldas
Gritarnos para despertar
Por ustedes correría hasta el final
Si cuesta mas o menos
Nos quedaremos sin huir
Caigamos o volemos
Nada nos moverá de aquí