Los Tres, una banda icónica de rock chileno, surgió a fines de la década de los 80, en un contexto en que la música alternativa buscaba retomar un espacio en la escena musical de su país. La formación clásica del grupo incluye a Álvaro Henríquez (voz y guitarra), Roberto "Titae" Lindl (bajo y contrabajo), Ángel Parra (guitarra) y Francisco Molina (batería).
En 1989, Los Tres realizaron sus primeros esfuerzos de grabación y, dos años después, se consolidaron al lanzar su disco homónimo Los Tres (1991). Esta primera producción incluyó éxitos que marcaron su estilo único, caracterizado por una fusión de rock, jazz y música folclórica chilena. Temas como “La Primera Vez” y “He Barrido el Sol” lograron inmediata popularidad.
El álbum alcanzó un notable éxito en Chile, y fue clave en la adopción de un sonido fresco y auténtico. La mezcla de géneros y la calidad de sus composiciones catapultaron a Los Tres al reconocimiento nacional.
El segundo álbum, Se Remata el Siglo (1993), mantuvo la calidad y diversidad de su predecesor, reforzando la reputación del grupo. Sin embargo, fue La Espada & la Pared (1995), su tercer álbum, el que los consolidó a nivel internacional. Con éxitos como “Déjate Caer”, la banda comenzó a girar por América Latina y Estados Unidos, ampliando significativamente su audiencia.
Este período dorado de la banda también contó con su famosa presentación en el MTV Unplugged en 1995, la cual se plasmó en un
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Me cambié la Sangre a mi Amá le gustó
Gritando con aire despertó y se enojó
Jugué en tu casa de las cinco a las dos
Me entretuve entre once y fracción
Llegó tu Padre no le gustó lo que vio
No le gustó lo que vio
Amarrada su hija amando a ese Hombre que soy Yo
Tu padre blanco con mi fe se derrumbó
"Al suelo frío perteneces y te hará
Carne fácil de colgar y olvidar"
olvidar
La Sangre en el Cuerpo es dura de limpiar
La Sangre en mi Mente es dura de borrar
Ahora bien mi amante no pensaba renunciar
Con ojos grandes habló de Piedad y Libertad
La vi de reojo cuando estaba por soltar
Lo más bello en su Alma
Ahora no puedes abandonar
Con su alma en silencio la enterré en el jardín
Cubierta de flores la dejé en el rincón
Desde donde Nunca ella debió salir
Desde donde Nunca ella debió salir
Salir, salir, salir