En la década de los 70, cuando el mundo de la música estaba dominado por el rock, el pop y las influencias psicodélicas, un grupo peruano emergió para marcar una diferencia con su suave y emocional estilo. Este grupo fue Los Pasteles Verdes, cuyo legado musical perdura hasta el día de hoy, conocido por sus baladas románticas y letras conmovedoras que han tocado el corazón de varias generaciones.
Los Pasteles Verdes se formaron en la ciudad de Chimbote, Perú, en 1970. El grupo se componía inicialmente de jóvenes músicos con pasión por la música romántica y el bolero. Los miembros fundadores fueron:
Su primer álbum, titulado “El Reloj”, fue lanzado en 1971 y contenía una mezcla de ritmos y estilos que reflejaban tanto sus influencias como sus aspiraciones musicales. Sin embargo, fue solo el comienzo de su rápido ascenso a la fama.
El verdadero éxito llegó en 1972 con la versión en español de la canción “Angelitos Negros”, que se convirtió en un hit casi instantáneo. La combinación de la voz romántica de Aldo Guibovich y los arreglos musicales melódicos resonó con un vasto público, no solo en Perú, sino también en el resto de América Latina y en comunidades hispanohablantes de los Estados Unidos.
Los Pasteles Verdes continuaron
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Quizás el tiempo no se va cambiar
Del ave su cantar no escuchar
Del mar su suave brisa no besar
Del aire su esencia notar
La rosa con su aroma untará
De amor esta pasión que siento en mi
Pues hoy yo se que vivo para ti
Es tanto lo que siento en mi
Nada en el mundo podrá separar
Ese cariño que no tiene igual
Tanto amor podrás en mi tu encontrar
Que olvidarte jamás
Nada en el mundo podrá separar
Ese cariño que no tiene igual
Tanto amor podrás en mi tu encontrar
Que olvidarte jamás
Quizás el tiempo no se va cambiar
Del ave su cantar no escuchar
Del mar su suave brisa no besar
Del aire su esencia notar
La rosa con su aroma untará
De amor esta pasión que siento en mi
Pues hoy yo se que vivo para ti
Es tanto lo que siento en mi
Nada en el mundo podrá