Palito Ortega nació el 8 de marzo de 1941 en Lules, provincia de Tucumán, Argentina. Su nombre real es Ramón Bautista Ortega, pero el mundo lo conocería como "Palito" debido a su contextura delgada durante su infancia. Proveniente de una familia humilde, Palito demostró desde muy temprano un gran interés por la música y el espectáculo.
En la década de 1950, Palito migró a Buenos Aires buscando oportunidades en el mundo del entretenimiento. Su carrera despegó cuando fue descubierto por el legendario productor Ricardo Mejía, quien lo incorporó al famoso programa de televisión "El Club del Clan". En este programa, Palito apareció junto a otros grandes artistas como Violeta Rivas y Johnny Tedesco. Su carisma y talento lo convirtieron rápidamente en un ídolo juvenil.
A lo largo de los años 60, Palito Ortega no solo triunfó en la televisión, sino que también conquistó las listas de éxitos musicales. Canciones como "La Felicidad", "Despeinada" y "Corazón Contento" lo catapultaron al estrellato. Estas melodías, con ritmos pegajosos y letras alegres, resonaron con el espíritu optimista de la época. Su estilo inconfundible y su capacidad para conectarse con el público lo consolidaron como una figura central en la música popular argentina.
La carrera de Palito Ortega no se limitó a la música. En la década de 1970, incursionó en el cine, protagonizando y produciendo una serie de exitosas películas. Entre ellas, destacan "Un muchacho como yo" y "Corazón contento",
Ver BiograFia Completa
Habìamos prometido no llorar...
Perdòname
Quizàs esta sea la última vez que nos sentamos a tomar un café juntos.
Quizàs es la ùltima vez que nos vemos así que tratemos de estar bien por favor.
Me quiero llevar como recuerdo una sonrisa.
Por favor no llores más.
Te acuerdas aquèlla tarde que nos conocimos, fue muy lindo conocerte, fue muy lindo todo lo que pasò entre nosotros, pero ya pasò.
Ahora es necesario separarnos, no sigamos haciendonos mal, lo nuestro ya se estaba convirtiendo simplemente en una rutina, y el amor, el amor es otra cosa, al amor hay que alimentarlo todos los días con esas pequeñas cosas que nosotros ya perdimos.
Se enfría tu café, aquí nadie se tiene que sentir culpable, la gente nos mira por favor no llores màs
... te quiero ... te quiero
No, lo nuestro es una costumbre; y el amor es otra cosa.
Ahora me voy, es lo mejor para los dos, te deseo mucha suerte que seas muy felìz, adiós...
Te quiero, te quiero
Adiós...