Damaris Guerra, conocida por su excepcional talento y su lírica inspiradora, nació el 23 de enero de 1992 en San Antonio, Texas. Desde muy joven, mostró una inclinación natural hacia la música. En medio de una familia cristiana devota, Damaris fue rodeada de melodías y armonías que se convirtieron en el telón de fondo de su niñez.
La primera vez que Damaris subió al escenario fue en una reunión de su iglesia local cuando tenía apenas ocho años. Interpretó un himno tradicional con tal pasión y habilidad que muchos quedaron sorprendidos. Aquella actuación marcó el inicio de su viaje en el mundo de la música cristiana. A medida que crecía, continuó desarrollando su talento, participando activamente en el coro de su iglesia y presentándose en eventos comunitarios.
Decidida a perfeccionar su arte, Damaris se inscribió en varias clases de música durante su adolescencia. Estudió teoría musical y tomó lecciones de canto, lo que le permitió comprender mejor los matices de la música. Durante estos años, también aprendió a tocar el piano y la guitarra, instrumentos que se convertirían en esenciales para su carrera musical.
En 2012, Damaris lanzó su primer álbum titulado "Envuelta en Gracia". Este proyecto incluyó una combinación de alabanzas y adoraciones contemporáneas que lograron captar la atención de un público más amplio. Las letras sinceras y el estilo único de Damaris resonaron con muchos, catapultando
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Cuando el mundo me inunda de adversidad
Cuando el dolor es intenso y es difícil continuar
Tú me recuerdas que puedo encontrar la paz
En tu presencia
Cuando duele el corazón y no me sale la voz
Cuando no hay con quien hablar
Y en nadie puedes confiar
Tú me recuerdas
Que me puedo desahogar en tu presencia
Me dejo abrazar por tu presencia
Donde encuentro esa paz que mi alma llena
Me dejo caer de lleno en tus brazos
En tu refugio encuentro descanso
Me dejo abrazar
Cuando necesitaba alguien que me levantara
Te convertiste en remedio para que mi alma sanara
Le diste a mi corazón lo que nadie le dio señor
Y me he vuelto dependiente de la alegría que se siente
De tenerte en mi alma, de adorarte
De postrarme y toda gloria darte
Nada tendría sentido si no estuvieras tu señor
Me dejo abrazar por tu presencia
Donde encuentro esa paz que mi alma llena
Me dejo caer de lleno en tus brazos
En tu refugio encuentro descanso
Me dejo abrazar