Julio Melgar nació el 16 de octubre de 1972 en Guatemala. Desde una edad temprana, demostró una profunda inclinación por la música y la espiritualidad. Creció en un hogar cristiano, donde la fe y la adoración eran componentes esenciales de la vida diaria. Estos años formativos jugaron un papel crucial en la dirección que tomaría su vida y carrera.
Julio comenzó su carrera musical en su iglesia local, donde rápidamente se destacó por su voz potente y su habilidad para tocar la guitarra. A lo largo de los años, perfeccionó sus talentos musicales y se involucró cada vez más en el liderazgo de adoración. No pasó mucho tiempo antes de que su talento y pasión por la música lo llevaran a formar parte de varios grupos de adoración, tanto a nivel local como regional.
En los años 90, Julio decidió dedicarse por completo a la música religiosa. Fue en esta época que comenzó a escribir y componer sus propias canciones. Estas composiciones eran profundamente personales, reflejando su fe, experiencias de vida y su deseo de compartir el amor de Dios con el mundo. Eventualmente, su talento natural, combinado con su profundo compromiso espiritual, lo llevó a iniciar su propio ministerio musical.
Julio Melgar no tardó en ganar notoriedad en la escena de la música cristiana. Sus canciones comenzaron a resonar con audiencias en toda América Latina y más allá. Con
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Preciosa sangre se derramó
Preciosa sangre fluyó por amor
Sobre ti, el dolor
Tus venas lloraron
Jesús, jesús, jesús
Hay poder en la sangre que fluyó por amor
Hay poder en la sangre que él derramó
Preciosa sangre que me purificó
Preciosa sangre que me transformó sobre ti, el dolor
Tus venas lloraron
Jesús, jesús, jesús
Hay poder en la sangre que fluyó por amor
Hay poder en la sangre que él derramó
Tu sangre me transformó
Tu sangre me perdonó
Tu sangre me limpió
Tu sangre me sanó
Tu sangre me salvó
Tu sangre me transformó
Tu sangre me perdonó
Tu sangre me limpió
Tu sangre me sanó
Tu sangre me salvó
Hay poder en la sangre que fluyó por amor
Hay poder en la sangre que él derramó
Hay poder en la sangre que fluyó por amor
Hay poder en la sangre que él derramó