Miguel Ángel, cuyo nombre completo es Miguel Ángel Rodríguez Pérez, vio la luz por primera vez en la vibrante ciudad de Madrid, España, el 15 de marzo de 1985. Proveniente de una familia con profundas inclinaciones artísticas, Miguel Ángel mostró interés por la música desde temprana edad. Su madre, una reconocida pianista, y su padre, un destacado pintor, influyeron profundamente en su formación.
Desde niño, Miguel Ángel demostró un talento innato para los instrumentos de cuerda, sobresaliendo en la guitarra y el violín. A la edad de diez años, ya componía pequeñas melodías que reflejaban una sensibilidad artística poco común en alguien de su edad. Durante su adolescencia, formó parte de varias bandas escolares donde perfeccionó su técnica y experimentó con diferentes géneros musicales.
La gran oportunidad de Miguel Ángel llegó a los 21 años, cuando un productor musical lo descubrió mientras tocaba en un pequeño club de jazz en Madrid. En 2007, lanzó su primer álbum, "Sueños de Medianoche", que fue bien recibido por la crítica y el público. Canciones como "Caminos de Ayer" y "Luces de la Ciudad" lograron posicionarse en las listas de éxitos, marcando el inicio de su carrera profesional.
Las composiciones de Miguel Ángel se caracterizan por su fusión de géneros como el pop, el jazz, y el flamenco. Sus letras, impregnadas de poesía y melancolía, llevan al oyente a un viaje emocional profundo. La guitarra, siempre presente, se convierte en una
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Con el alma estrechada por el uso
En cualquier caso
Exagerado por mi parte
Haciendo del carbón
Un trozo de diamante
Para mirarte y no morir
Yo caería en brazos de cualquiera
Que se atreviera a morirse de hambre
O a jugarse el corazón en una esquina
O en la avenida por pasión
Quien dejó el cielo estrellado
Fue cobarde
Mal amigo, mal señor
Pues cada estrella es esa sonrisa
Que a duras penas entredice: "perdedor"
Bajo el cielo sonriente de mi noche
No daría ni esta pizca por ninguna
Si no fuera porque a veces me imagino
Como aquel tipo que no soy yo
Yo caería en brazos de cualquiera
Que se atreviera a morirse de hambre
O a jugarse el corazón en una esquina
O en la avenida, por pasión