Sleeping At Last es un proyecto musical que evocó sus primeros sonidos a finales de los años 90 en Wheaton, Illinois, Estados Unidos. La voz y el alma detrás de esta creación es Ryan O'Neal, un músico autodidacta y apasionado que supo tejer una epopeya sonora que conecta íntimamente con sus oyentes.
Inicialmente, Sleeping At Last se formó como una banda en 1999, cuando O'Neal se unió a su hermano Dan O'Neal y a otro amigo, Chad O'Neal, para explorar juntos el vasto mundo de la música. Influenciados por bandas como Radiohead y U2, rápidamente ganaron notoriedad en la escena musical local, destacando por sus líricas profundas y su sonido distintivo que oscilaba entre rock alternativo y dream pop.
En 2003, lanzaron su primer álbum de estudio, “Ghosts”, bajo el sello Interscope Records. Este álbum marcó el verdadero inicio de su carrera, ya que canciones como "Say" y "Quicksand" no solo resonaron profundamente con sus fanáticos, sino que también mostraron el potencial lírico y musical del grupo. El álbum recibió críticas positivas y les permitió girar junto a bandas como Switchfoot y Copeland.
A medida que avanzaron los años, la dinámica del grupo experimentó cambios significativos. Para 2008, Ryan O'Neal asumió el control total del proyecto, convirtiendo a Sleeping At Last en una iniciativa solista. Aunque esta transición significó el fin de la formación original, también abrió una nueva era de creatividad
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A Million Charming Words
Me gustaría que me sostuve sus palabras más caro
Como si fueran las últimas palabras
Que yo nunca oír.
Quiero ser
Perdido en sus brazos.
Estoy deseando poder estar siempre en tus brazos
Siempre y un día
Estoy deseando poder estar perdido en sus brazos ...
Siempre.
Estos son los recuerdos que no me va a escapar.
Ah, y tu sonrisa vale más que millones de palabras encantadoras.
Quiero ser
Perdido en sus brazos.
Estoy deseando poder estar siempre en tus brazos
Siempre y un día
Estoy deseando poder estar perdido en sus brazos ...
Siempre.
Estos son los recuerdos que no me va a escapar.
Ah, y tu sonrisa vale más que millones de palabras encantadoras.
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