Tú... ¿Cómo estás?
He rodado como un tonto,
desde que tú no estás conmigo.
He dado tumbos contra el viento,
coleccionando sufrimientos.
Y, tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Y me han hecho compañía,
cuarenta amigas -mis barajas-,
mientras ladraba mi buen perro,
a la tenaz melancolía.
Y tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
¿Qué es lo que piensas?
¿Dónde caminas?
¿Quién llenará tu día?
¿Quién anda por tu espalda?
¿Quién sigue tus pasos?
¿Quién te quiere por mí?
¿Quién te pregunta ahora:
Tú... ¿Cómo estás?>?
Y, de pronto, encuentro
tus iniciales en mi pecho;
no tengo ganas de perderlas,
y las resguardo contra el viento.
Y, tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
¿Qué es lo que piensas?
¿Dónde caminas?
¿Quién llenará tu día?
¿Quién corre por tu espalda?
¿Quién sigue tus pasos?
¿Quién grita el nombre tuyo?
¿Quién te acaricia ahora:
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Ya no ha cambiado nada; no.
El tiempo no nos ha olvidado.
¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
No ha sucedido nada; no.
El tiempo no nos ha olvidado.
¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?