Águilas de América es una banda emblemática en el mundo de la música que ha dejado una huella imborrable desde su formación. Con una trayectoria que abarca varias décadas, su nombre se ha convertido en sinónimo de talento, dedicación y un profundo amor por la música.
El origen de Águilas de América se remonta a la década de los ochenta, en la ciudad de Monterrey, México. La banda fue fundada por Manuel Ramírez y Jaime González, dos amigos de infancia que compartían una pasión común: la música. Inspirados por figuras legendarias del rock y el folk, decidieron formar un grupo que fusionara estos géneros con ritmos latinos, creando un sonido único y distintivo.
En sus inicios, la formación de la banda incluía a Manuel en la guitarra y voz principal, Jaime en el teclado, Ricardo López en la batería y Santiago Ortiz en el bajo. Sus primeros ensayos se llevaban a cabo en el garage de Manuel, donde pasaban horas experimentando con melodías y letras.
En 1988, Águilas de América lanzó su primer álbum titulado "Vuela Alto". Este disco fue un éxito inmediato, destacando por su mezcla ecléctica de sonidos. Canciones como "Libre Como el Viento" y "Horizontes" se convirtieron en himnos para una generación joven deseosa de nuevas experiencias musicales.
Tras el éxito de su primer álbum, la banda emprendió una gira nacional que los llevó a recorrer gran parte de México. Su
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Jamás he podido respetar esas extrañas leyes.
Jamás lo podré disimular,
luna vuela y hazme a mi volar.
Estás tan lejos de mí que a veces pienso que nunca te encontré.
Un mundo extraño, dormido, a punto siempre de estallar.
Digo que volveré, primero debo aprender a caminar.
Sin ti sobreviviré, muy lejos tu nombre me acompañará.
Mi patria en mis zapatos, mis manos son mi ejército;
nace luna fría, nace y hazme olvidar.
Mírame, soy provisional;
tú también y nadie te comprenderá.
Quédate un minuto más;
luna azul descansa y hazme descansar.
Correré y gritaré si realmente queda algo que gritar
Lucharé y conquistaré si en verdad queda algo por conquistar.
Hablar donde las palabras mueren; mis ojos llegan más allá;
soñar, trabajo de dioses; luna vuela y hazme a mí volar.
Extrañas leyes en un mundo extraño.
Como a una niña de verdad te encontré llorando