La Nueva Luna es una de las bandas más importantes en la historia del folclore tropical argentino. Su música ha resonado en cada rincón del país, y su legado continúa vivo a través de generaciones. Desde su formación, la banda ha sido una pieza esencial en la historia del género, logrando un éxito increíble y dejando una huella indeleble en la cultura musical.
La Nueva Luna se formó en 1994, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. La idea de crear la banda surgió de dos talentosos músicos: Marcelo González y Ramón Benítez. Ambos compartían una pasión inigualable por la música tropical y querían llevar esa pasión a un nivel superior. La química entre ellos fue instantánea, y pronto comenzaron a componer y a ensayar canciones que, sin saberlo, se convertirían en clásicos del género.
Con el tiempo, la banda se completó con otros talentosos músicos, que trajeron consigo una diversidad de ideas y estilos, enriqueciéndola aún más.
No pasó mucho tiempo antes de que La Nueva Luna comenzara a captar la atención del público y de los medios de comunicación. Su primer álbum, “Simplemente Únicos”, fue lanzado en 1995, y fue un éxito rotundo. Temas como “Iluminará” y “Compañera” pronto se convirtieron en himnos, y la banda se embarcó en una gira nacional que los consolidó como uno de los pilares del género.
El talento y la autenticidad
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No la encuentro
Curioso, busco y miro, no la encuentro, ya se ha ido
se fue y me dejó solo, mal herido y sin abrigo
Busqué por todas partes, consulté con sus amigos
nadie me dice nada, nadie sabe su destino
No, no, no, no, no la encuentro, quizá anclo en otro puerto
yo sin su amor me moriré como una rosa en el desierto
Dónde quedaron las promesas de aquellos falsos juramentos
hoy nada de eso queda ya, se lo ha llevado todo el viento
Curioso, busco y miro, no la encuentro, ya se ha ido
se fue y me dejó solo, mal herido y sin abrigo
Busqué por todas partes, consulté con sus amigos
nadie me dice nada, nadie sabe su destino
No, no, no, no, no la encuentro, quizá anclo en otro puerto
yo sin su amor me moriré como una rosa en el desierto
Dónde quedaron las promesas de aquellos falsos juramentos
hoy nada de eso queda ya, se lo ha llevado todo el viento