El Príncipe nació bajo el nombre de José Jaime Hernández en la ciudad de Bogotá, Colombia, un 12 de febrero de 1973. Desde joven, mostró un notable interés por la música, influenciado por la rica cultura musical de su país y por su madre, una apasionada del bolero. A pesar de las dificultades económicas que enfrentó su familia, José Jaime continuó persiguiendo su sueño de convertirse en cantante.
En la adolescencia, José Jaime comenzó a participar en concursos de canto regionales y locales, donde fue notoriamente reconocido por su distintiva voz. En 1991, adoptó el nombre artístico de "El Príncipe" en honor a José José, el famoso cantante mexicano conocido como "El Príncipe de la Canción." Su gran salto al estrellato se produjo cuando, a la edad de 21 años, firmó un contrato con una pequeña productora discográfica local.
En 1994, El Príncipe lanzó su álbum debut, titulado "Susurros de Amor". Este trabajo capturó rápidamente la atención del público por sus melodías románticas y letras profundamente emotivas. El sencillo "Eres Tú" se convirtió en un éxito inmediato, alcanzando las primeras posiciones en las listas de música latina.
Cada una de estas canciones mostró la capacidad de El Príncipe para conectar profundamente con su audiencia. Su estilo suave y apasionado llevó a que fuera
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Pierdo mis defensas en los recodos de la angustia
Busco una mirada, cada momento, en todas partes
Mi vida no es de nadie, ni yo le pido a nadie nunca
Que haga algo que yo mismo tampoco haría sin dudarlo.
Y solo sé que no puedo estar;
Si tú te vas, mi casa voy a quemar.
Mi chica está tan sola que busca el centro de la calle.
Su puerta y su mirada siempre abiertas de par en par.
Y sola, sé que no puede estar;
Y ahora sé que sé perder.
Y al final, sólo envidia y ambición;
Y ya sé que sin buscar no encontrar.
Paso al loco de la calle
Paso al ansia de vivir.
Mi cuarto es tan pequeño que nunca encuentro sus esquinas
Desde que tú te has ido, se ríe de mi la soledad;
Te espero en los caminos y te confundo a todas horas.
Y solo sé que no puedo estar;
Si tú te vas, mi casa voy a quemar.
Y al final, sólo envidia y ambición;
Y ya sé que aunque busque nunca encontraré.
Paso al loco de la calle.
Paso al ansia de vivir.