La historia de L.A., la banda liderada por el talentoso Luis Alberto Segura, comienza en la soleada isla de Mallorca, España. Fundada en el año 2004, L.A. empezó como un proyecto casi personal, en el que Segura encontraba un refugio para sus inquietudes sonoras. Las primeras grabaciones reflejaban una mezcla ecléctica de influencias, que iban desde el rock alternativo hasta el folk, y se realizaban en un pequeño estudio casero. Como en muchas de las grandes historias, el principio de L.A. fue modesto, pero sumamente prometedor.
El talento de Luis Alberto Segura no tardó en captar la atención de la crítica y el público, y en 2009 lanzó el álbum Heavenly Hell. Este trabajo se convirtió en un rotundo éxito, y de repente, L.A. estaba en boca de todos. Destacado por su producción meticulosa y sus letras introspectivas, el disco incluye temas que se convirtieron en verdaderos himnos, como “Hands” y “Stop The Clocks”. La fuerza de este álbum permitió que L.A. cruzara fronteras y comenzara a presentarse en escenarios internacionales, ganando adeptos en lugares tan lejanos como Estados Unidos y Japón.
Después del éxito rotundo de Heavenly Hell, L.A. continuó lanzando trabajos que mostraban una evolución constante en su estilo. El álbum Dualize (2013) representó un paso
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Jamás he podido respetar esas extrañas leyes.
Jamás lo podré disimular,
luna vuela y hazme a mi volar.
Estás tan lejos de mí que a veces pienso que nunca te encontré.
Un mundo extraño, dormido, a punto siempre de estallar.
Digo que volveré, primero debo aprender a caminar.
Sin ti sobreviviré, muy lejos tu nombre me acompañará.
Mi patria en mis zapatos, mis manos son mi ejército;
nace luna fría, nace y hazme olvidar.
Mírame, soy provisional;
tú también y nadie te comprenderá.
Quédate un minuto más;
luna azul descansa y hazme descansar.
Correré y gritaré si realmente queda algo que gritar
Lucharé y conquistaré si en verdad queda algo por conquistar.
Hablar donde las palabras mueren; mis ojos llegan más allá;
soñar, trabajo de dioses; luna vuela y hazme a mí volar.
Extrañas leyes en un mundo extraño.
Como a una niña de verdad te encontré llorando