Jamás morirás llanura
Llanura del alma mía,
Posada de mis relatos,
Propiedad de no sé quién,
Extensión de no sé cuánto,
Distancia a’onde no sé dónde,
Valor nadie sabe cuánto,
Te mandan una razón,
Hoy a través de mi canto.
Que no morirás llanura,
Mientras haya hombres machos,
Que trabajen orgullosos,
Sobre lomos de un caballo,
De treinta a cuarenta días,
Con animales de un hato.
Que no morirás llanura,
Aunque transformen tus cantos,
A sabiendas que tus hijos,
Llanura de mis encantos,
Ven en la música criolla,
La cédula de sus actos.
Es muy natural a veces,
Llano mío tener quebrantos,
Aunque el tiempo no perdona,
Llano mío te ves intacto,
Siguen vivos tus caminos,
Siguen tan puros tus campos,
Porque mi Dios te creó,
Inmune a los malos tratos.
Siguen con vida tus ríos,
Aunque los hieran taladros,
Cada día de mañanita,
El rocío sobre tus pastos,
Refresca tu piel sedienta,
Y la humedece de encantos.
Sigue vivo el horizonte,
Calcetas, montes y bancos,
Esteros llenos de garzas,
Gabanes, güires, tautacos,
La pintura más hermosa,
Que Dios pintó en su descanso.