Vértigo
Los acordes del grueso cuello
ahuyentaban mil caprichos.
Tesorero de su sabiduría
influenciaba a la más triste oscuridad.
El hechicero componía
previo al soplo de vida,
instrucciones y doctrinas
con el vértigo de no querer tachar.
Surgió la rivalidad
y la espina mostró su cabeza.
Se llevó por delante el manjar
y desmedido aprobó su condición.
Prefirió salpicar
que ser parte del perfume;
empujando conciencia
al vulgar instante.