En el vasto panorama de la música cristiana, un nombre resuena con una devoción y profundidad sin igual: Himnos del Evangelio. Este grupo ha tocado las almas de miles de personas a lo largo y ancho del mundo, ofreciendo un repertorio tan emotivo y espiritual que ha dejado una marca indeleble en la historia de la música religiosa.
Himnos del Evangelio fue fundado en la década de 1980 por un grupo de amigos con una pasión compartida por la música y la fe. El origen del grupo puede rastrearse hasta una pequeña iglesia en Austin, Texas, donde los miembros iniciales se encontraban regularmente para orar y cantar. Fue en estas reuniones íntimas donde comenzaron a descubrir el poder de la música para elevar el espíritu y unir corazones.
El sencillo deseo de estos amigos era llevar esperanza y consuelo a sus congregaciones locales. Empezaron componiendo y arreglando sus propios himnos, adaptados a las necesidades y experiencias de su comunidad. A través del boca a boca, sus actuaciones comenzaron a atraer a un público más amplio. Pronto se dieron cuenta de que su misión podría extenderse más allá de las paredes de su iglesia.
Himnos del Evangelio es conocido por su capacidad para combinar lo mejor de la música sacra tradicional con toques contemporáneos. El uso de armonías vocales ricas y orquestaciones complejas ha sido
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Las pisadas del Maestro
Estrofa 1:
Quiero seguir las pisadas del Maestro;
Quiero ir en pos de mi Rey y Señor;
Y modelando por él mi carácter,
Canto con gozo a mi Redentor.
Coro:
¡Qué hermoso es seguir las pisadas del Maestro!
Siempre en la luz, cerca de Jesús;
¡Que hermoso es seguir las pisadas del Maestro!
En su santa luz.
Estrofa 2:
Ando más cerca de él que me guía
Cuando el maligno me quiere tentar;
Siempre confiando en Cristo, mi fuerte,
Debo con gozo su nombre ensalzar,
Sigo sus pasos de tierno cariño,
Misericordia, amor y lealtad;
Viendo hacia él por el don de la gracia,
Voy al descanso, gloriosa ciudad.
Estrofa 3:
Quiero seguir las pisadas del Maestro;
Siempre hacia arriba con él quiero andar,
Viendo a mi Rey en gloriosa hermosura
Con él en gloria podré descansar.