Enfrentar. Iluminar.
Sé que a veces la vida duele
pero no todo es frustración ¿Sabés?
Si abrís bien los ojos los ves:
hay tantos motivos para estar bien.
Creo que, al final, el secreto de la vida,
o el éxito, o las realizaciones,
no pasan tanto por lo que tenemos
o lo que aprendimos, o por cuántos años vivimos.
La luz está en los detalles,
en esas pequeñas sutilezas que,
sin ambiciones, hablan de las cosas más nobles.
El amor inmortal de un padre a hijo;
la inocencia de los chicos;
las caras felices de los amantes
que escriben historias con una mirada;
el olor de la tierra antes de la tormenta;
el perfume de la vida encerrado en una flor.
Y no hablo, amigo, de cosas imposibles.
Es sólo que, habiendo tantos mudos
que usarían tu voz para poder gritar;
tantos sordos que darían todo
por escuchar la canción de una madre;
mil ciegos anhelando la luz;
o tantos árboles talados de jóvenes,
elegir el silencio me sabe a derrota.
Sé que a veces no es fácil
poder ver las pequeñas cosas.
Pero tengamos los ojos abiertos.