El nombre de Luis Antonio López quizá no resulte familiar al principio, pero cuando se añade el apelativo "El Mimoso", indudablemente se enciende una luz en la memoria de muchos. Nacido el 21 de noviembre de 1979 en Concordia, Sinaloa, México, Luis Antonio desde muy joven mostró un gran interés por la música norteña y el género de banda, típico de la región.
Creció en un entorno humilde, pero lleno de amor y apoyo por parte de su familia. Cuando tenía apenas 13 años, empezó a inclinarse en serio por el canto. En su adolescencia, su talento fue descubierto por un empresario local que lo invitó a formar parte de una banda pequeña pero prometedora, llamada "La Original Banda El Limón". Este sería el primer gran salto en su carrera.
Con "La Original Banda El Limón", Luis Antonio encontró un espacio donde su talento no solo era valorado, sino también potenciado. Durante su estancia en la banda, la exitosa agrupación lanzó varios álbumes que cosecharon aplausos y premios en distintas ceremonias de la industria musical. Luis Antonio se convirtió en una de las voces principales, capturando con su emotivo estilo interpretativo a una creciente base de admiradores.
El éxito de la banda no tardó en reflejarse en los números: múltiples discos de oro y platino coronaron sus esfuerzos. Sin embargo, el verdadero sello distintivo
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Florita Del Alma
Eres flor que al correr de los años
No has perdido jamás tu ternura
Yo no he visto brillar las estrellas
Me persigue una perra amargura
Esos labios que un día me dijeron
Tu recuerdo lo guardo en mi pecho
Esos ojos que un día me rogaron
Hoy sonriendo me brindan desprecio
Esos lindos ojitos azules
Los que adornan graciosa tu frente
No creí que con una mirada
Sentenciara mi pena de muerte
No he podido olvidar tu cariño
No me culpes, te sigo queriendo
Tú te encuentras tan lejos de mí
Yo me encuentro tu ausencia sufriendo
Me despido florita del alma
Me despido llorando y cantando
Aunque tú no me quieras mirar
No me importa, yo te sigo amando
Esos lindos ojitos azules
Con que adornan graciosa tu frente
No creí que con una mirada
Sentenciara mi pena de muerte.