Cruzando la otra vereda
En mi piel hay marcas de placer,
gruesas cicatrices que me incitan a volver.
Y al caer me quise levantar,
fue grande la caída para poder reaccionar.
Y tal vez yo me equivoqué,
muy pocos me ayudaron
y a nadie me llevé.
Te doy un consejo, tomalo si querés,
no porque esté viejo sino porque valés.
A mí no me lo dieron o yo no lo escuché,
hacé lo que te guste mientras te dé placer.
Y sino quedate donde estás,
en el kiosco no venden
lo que Dios no quiso dar.
Y hoy tal vez me vuelva a equivocar,
la factura ya vieja no te la pienso pagar.
Si llegar a este puto lugar
me salió mucha sangre para regalartela.