Rodaba Este Clamor
Alguna vez, andando por la vida,
Por piedad, por amor,
Como se da una fuente sin reservas,
Yo di mi corazón.
Y dije al que pasaba sin malicia
Y quizá con fervor:
—Obedezco a la ley que nos gobierna:
He dado el corazón.
He dado el corazón.
Y tan pronto lo dije, como un eco
Ya se corrió la voz:
—Ved la mala mujer, esa que pasa:
Ha dado el corazón.
Ya se corrió la voz:
—Ved la mala mujer, esa que pasa:
Ha dado el corazón.
Ya se corrió la voz:
—Ved la mala mujer, esa que pasa:
Ha dado el corazón.
Ha dado el corazón.
Ha dado el corazón.
De boca en boca, sobre los tejados
Rodaba este clamor:
—¡Echadle piedras sobre la cara!
Ha dado el corazón.
—¡Echadle piedras sobre la cara!
Ha dado el corazón.
De boca en boca, sobre los tejados
Rodaba este clamor:
—¡Echadle piedras sobre la cara!
Ha dado el corazón.
Ya está sangrando, sí, la cara mía,
¡He dado el corazón!
Que me vuelvo a los hombres y repito:
¡He dado el corazón!
¡He dado el corazón!
¡He dado el corazón!
¡He dado el corazón!
¡He dado el corazón!