Trinidad es una banda originaria de la ciudad de Rosario, Argentina, que surgió a mediados de los años 90. Fundada por tres amigos de la infancia, Juan Pablo Rodríguez (vocalista), Matías Ocampo (guitarrista) y Natalia López (bajista), Trinidad encontró en la música una forma de expresar sus emociones y experiencias personales. El nombre de la banda hace referencia a la Trinidad, una combinación de cuerpos celestes, que simboliza la unión indisoluble de sus miembros.
Desde sus comienzos, Trinidad se sintió atraída por una diversidad de estilos musicales. Sus influencias abarcan desde el rock clásico de los años 70, como Led Zeppelin y Pink Floyd, hasta el grunge de los 90 con bandas como Nirvana y Pearl Jam. Este amalgama de influencias se refleja en su música, que se caracteriza por ser un rock alternativo con toques de psicodelia y letras introspectivas.
El debut discográfico de Trinidad llegó en 1998 con el álbum “Ecos del Pasado”, que recibió críticas favorables de la prensa especializada. Sin embargo, fue su segundo álbum, “Voces del Silencio” (2001), el que les otorgó un reconocimiento más amplio. Canciones como “Alma Perdida” y “Caminos Inciertos” se convirtieron en hits radiales, y la banda empezaba a consolidarse como una de las promesas del rock argentino.
Entre 2002 y 2005, la banda realizó varias giras por Argentina y países vecinos como Chile y Uruguay. Su capacidad para conectar con el público en sus presentaciones en vivo les ganó una sólida base
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Señor de madera
Ese señor de madera, que nunca se entera
Que no eres feliz
Siempre te lleva del brazo, que viejo payaso
Se quiere lucir
Ese señor elegante, sin vicio de amante
Le falta calor
No sabe cuanto le mientes, del asco q sientes
Tenerlo que amar
Y siempre cierras los ojos y empiezas a recordarme
Que antes yo te rozaba, tu cuerpo encimaba, te hacia volar
Ese señor de madera no es justo que pueda, tu vida comprar
Ese señor me ha sacado, tu amor de mis manos
Y se lo llevo
Para matarme de celos, dejando en el suelo a este corazón
Que tanto amor regalaba y disfrutaba tenerte
Que antes yo te rozaba, tu cuerpo encimaba, Te hacia volar
Ese señor de madera no es justo que pueda, tu vida comprar