Sepultura, una de las bandas de metal más icónicas del mundo, tiene sus raíces en la ciudad de Belo Horizonte, Brasil. Fundada en 1984 por los hermanos Max e Igor Cavalera, Sepultura comenzó como un proyecto impulsado por la pasión de dos jóvenes enamorados del heavy metal. Inspirados por bandas como Venom, Slayer y Metallica, los hermanos Cavalera querían crear un sonido brutal y auténtico que reflejara su entorno y realidad.
El primer álbum de la banda, Morbic Visions (1986), fue un esfuerzo crudo y enérgico que logró captar la atención del underground metalero. Con su segundo trabajo, Schizophrenia (1987), Sepultura empezó a establecerse como una fuerza en el mundo del metal. El cambio llegó con su tercer álbum, Beneath the Remains (1989), que no solo destacaba por la mejora en la producción, sino también por la madurez de sus composiciones. El álbum recibió aclamación crítica y ayudó a la banda a conseguir una base de fans internacional.
La década de 1990 fue una era de oro para Sepultura. Con su álbum Arise (1991), continuaron expandiendo su sonido y popularidad. Sin embargo, fue con el lanzamiento del álbum Chaos A.D. (1993) que alcanzaron un estatus icónico. Este trabajo combinó el metal con elementos punk y hardcore, reflejando una experimentación que presagiaba su futura evolución musical.
El reconocimiento mundial llegó con Roots (1996), un álbum profundamente influenciado por la cultura indígena
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Orgasmatron
Orgasmatrón
Soy el único, Orgasmatrón,
la codiciosa mano extendida.
Mi pose es agónica,
mis siervos expolian el país.
Obsequioso y arrogante,
clandestino y presumido.
Dos mil años de suplicio,
de tortura en mi nombre.
La hipocresía se hace primordial,
ley la paranoia.
Mi nombre es religión,
sádica p*** sagrada.
Tergiverso la verdad,
dirijo el mundo,
mi corona es el engaño.
Soy el emperador de las mentiras,
te postras a mis pies.
Te robo y te masacro,
tu ruina es mi ganancia.
Y aun así haces de adulador
y te regodeas en tu dolor.
Y todas mis promesas son mentiras,
todo mi amor es odio.
Soy el político,
y decido tu destino.
Marcho ante un mundo martirizado,
un ejército para el combate.
Hablo de grandes días heroicos,
de poderío y victoria.
Porto una bandera empapada de sangre.
Te insto a ser valiente.
Te conduzco a tu final,
te conduzco a la tumba.
Tus huesos levantarán mis palacios,
tus ojos adornarán mi corona.
Pues soy Marte, dios de la guerra,
y te segaré.