Iván Noble es un artista singular dentro del panorama musical argentino y latinoamericano. Su carrera, caracterizada por la introspección y la poética, combina ritmos rockeros con letras profundamente humanas. Este recorrido por su vida y trayectoria brinda una mirada detallada a uno de los músicos más influyentes de las últimas décadas.
Iván Noble nació el 5 de marzo de 1968 en Buenos Aires, Argentina. Desde muy joven, mostró interés por la música y la literatura, influenciado por artistas y escritores locales. Asistió a la Universidad de Buenos Aires, donde estudió Filosofía, una disciplina que más tarde impregnaría sus composiciones con un matiz reflexivo y existencialista.
En 1990, Noble formó la banda Los Caballeros de la Quema, junto a algunos amigos de la universidad. El grupo prontamente destacó en el circuito underground de Buenos Aires. Su sonido, caracterizado por la mezcla de rock y blues, y las letras cargadas de crítica social y personal, rápidamente captaron la atención de un público joven y rebelde.
El éxito llegó con su segundo álbum, “Manos Vacías” (1993), que incluía temas emblemáticos como “Sapo de otro pozo” y “Fulanos de nadie”. Con cada disco, Los Caballeros de la Quema consolidaron su lugar en el rock argentino, destacándose siempre la voz y las letras de Iván Noble.
Tras la disolución de Los Caballeros en 2002, Iván Noble decidió emprender una carrera solista. Su primer
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¿Para qué sufrir, si no hace falta?
¿Para qué ser fríos si el mundo nos hace sentir en casa?
¿Para qué dejar que todo muera?,
si aquello entre tú y yo, nos hizo ver tan bello todo.
Nunca imaginé, que me casaría así, sin papeles.
Nunca imaginé, que después de un tiempo acabaría, sin paredes.
La casa que vimos nacer, los peces que dijeron adiós,
las noches llenas de comer, grabando esas canciones hasta el amanecer.
¿Para qué sufrir, si no hace falta?
¿Para qué tirar, nuestras cartas y fotografías?
¿Para qué olvidar, que antes de todos, nuestros besos,
fuimos como hermanos, fuimos como amigos con derechos.
Nunca imaginé, que me casaría así, sin papeles.
Nunca supe cómo hacer que fueras tan feliz, te lo juro.
Tenías que buscarte tú, tenía que salvarme yo,
teníamos que dejarlo ser, he invento esta canción en el atardecer.
Dueños de la noche fuimos,
dueños sin saber cómo nos perdimos,
cómo dividimos, lazos sin saber por qué.
Dueños de la noche fuimos, la quisimos bien,
todo se lo dimos, como lo vivimos,
fuimos locos sin poder volver,
locos sin poder volver.
Locos sin poder volver.
¿Para qué sufrir, si no hace falta?
¿Para qué sufrir, si no hace falta?
¿Para qué sufrir, si no hace falta, linda?
¿Para qué sufrir?, No, no.