Reily Barba, conocido artísticamente como Reily, nació el 26 de mayo de 1972 en Guadalajara, Jalisco, México. Desde muy pequeño, mostró un talento innato para la música, aprendiendo a tocar varios instrumentos y participando en concursos locales. En su adolescencia, se inclinó hacia la composición, mostrando una habilidad notable para escribir letras profundas y emotivas que hablaban del amor, la vida y las experiencias humanas.
La carrera de Reily en la industria musical inició en la década de 1990, cuando comenzó a trabajar como compositor para otros artistas. Sus letras prontamente ganaron popularidad, atrayendo la atención de la industria musical mexicana. Esta etapa marcó el inicio de una serie de éxitos comerciales y colaboraciones con reconocidos cantantes y grupos musicales.
El primer álbum solista de Reily, titulado "Reily", fue lanzado en 2000. Este trabajo mostró al mundo su capacidad de mezclar baladas y ritmos pop, ganando rápidamente el reconocimiento del público y la crítica. Canciones como "Amor del Bueno" y "Desde que Llegaste" se convirtieron en éxitos radiales en toda Latinoamérica.
En los años siguientes, Reily consolidó su carrera con varios álbumes que incluyeron múltiples éxitos. Su música resonaba con una amplia audiencia, dada su capacidad para expresar sentimientos universales a través de melodías pegajosas y letras poéticas. Además, su carisma en el escenario atrajo a una legión de seguidores leales.
Pegale a la pared
Tengo madre, tengo hermana, tengo primas, tengo tías, tuve nana
Tengo amigas, vecinas y una novia que me ama,
Tuve una esposa y dos abuelas
Mi sobrina Carolina es la princesa,
de este cuento que nunca se va a terminar
Las mujeres son el alma de la vida,
la caricia más perfecta, son el aire
Las mujeres son la luz de medio día,
la razón de que este mundo no se acabe
Y aunque a veces nos aturden todo el día,
son valientes y no merecen un cobarde
Soy un hombre y me duelen sus heridas,
nunca olvido aquel consejo de mi padre
Pégale a la pared, pégale a la pared,
pero nunca a una mujer, nunca, nunca a una mujer
Tienes madre y lo que sigue,
no lo repito por que sonaría igualito
No soy un santo ni quiero cantarte un sermón,
Solo te pido tu respeto
Somos hombres y ellas no son un objeto,
que te cuesta llorar y pedirles perdón
O me vas a decir que te falta valor,
las mujeres son el alma de la vida
La caricia más perfecta son el aire,
las mujeres son la luz de medio día
La razón de que este mundo no se acabe,
y aunque a veces nos aturden todo el día
Son valientes y no merecen un cobarde,
soy un hombre y me dueles sus heridas
Nunca olvido aquel consejo de mi padre,
pégale a la pared, pégale a la pared
Pero nunca a una mujer, nunca,
nunca a una mujer,
Pégale a la pared