La travesía
Desde que era niño aprendí a querer la patria en la que vivo;
mis años transcurrieron izando bandera cantando su himno;
y hoy me parece que, no luce como ayer,
entonces decidí recorrer mi país y este viaje emprendí.
Salí de Bogotá después de un buen tamal con chocolate,
y al alejarme vi lo bello que se ve mi Monserrate;
el frío en la sabana me hace recorrer la sangre por las venas;
y al escuchar un tiple, susurrando bambucos se alejan las tristezas.
Ya se ve Boyacá se ve el Pantano de Vargas,
y un aire a libertad me hace querer ponerme la ruana,
Así vamos saliendo hacia los Santanderes,
donde al llegar me esperan aguardiente y lindas mujeres.
Siento el folclor nacional, entere mi cuerpo vibrar,
y así embriagado por el aroma que de sus flores al aire brota,
me voy poniendo mi guayabera pa' la parranda que espera.
Y un vallenato me va anunciando que ya me encuentro en Valledupar,
se oye la caja, la guacharaca y el acordeón no puede faltar;
el parrandón así se comienza sin darme tiempo de descansar,
vamos alegres para la costa que cumbia y porro se escucharán.
Sentiremos la Guajira, nos quedaremo' en la ranchería
después saldremos al otro día para seguir con la travesía. (bis)
Seguiremos para Antioquia, tierra de gente berraca,
y en medio de silleteros vamos para el viejo Caldas.
Se siente inundado el aire a aroma de café,
el mejor del mundo si me ponen a escoger,
sabor a mi tierra en el Pacífico también, yo me encontré.
Con un currulao, me despido del Chocó,
la marimba e' chonta hasta la puerta me llevó,
pasé por el Valle, por Nariño y Popayán,
y al Tolima y Huila me apresto a llegar.
Un sanjuanero me bailo primero,
con la tambora que vibra este pueblo;
*después de un san Pedro ya estoy más cerca de la Llanura
y al acercarme el pecho me apura para alegrarme con su hermosura. (Bis)
Ayyy... Ahora me estremece el alma el arpa el cuatro y las maracas,
cuando tocan un joropo, o si no un zumba que zumba;
luego un asado bien bueno, con ternera ben sabrosa,
así en el Llano se goza;
voy cogiendo mis maletas porque ya el tiempo se agota
y así me voy despidiendo de esta Llanura preciosa.
Y hoy vine aquí a contarles que no ha cambiado nada,
incluso está más bella porque tiene aroma a esperanza;
mi patria colombiana, será siempre mi hogar,
porque yo estoy seguro, que no existe en el mundo...
¡Un paraíso igual!