La tormenta perfecta
En un rincón de El Rastro de Madrid,
se vende mi persona bañada en soledad.
En un vagón de línea circular,
rodeo a tu peligro y cierran la estación.
No sale nadie indemne,
las ambulancias van y vuelven,
y solo atienden cuando llegas tú.
Y sorprendentemente, los médicos me advierten,
que es incontrolable este dolor.
Duermo con dificultad,
paso tiempo solo,
y tengo a mis canciones hechas polvo.
No me doy por muerto,
aunque a veces muero,
por decirte todo lo que espero.
Una vuelta de turca y romper,
otra ola encubierta.
Y girar el timón a la vez,
con aviso de alerta.
Se me junta el revuelo y tu piel,
la tormenta perfecta.
Salvamento me ordena volver y los mando a la mie***.
Te tengo tan cerca.
Te tengo tan cerca, tan cerca.
Te tengo tan cerca.
Sé que queda algo de eso,
que rompimos los dos.
Y aunque duermas en la cama equivocada,
con el tipo equivocado,
aquí estoy yo.
Sé que aún queda algo de eso,
que rompimos los dos.
Y aunque duermas en la cama equivocada,
con el tipo equivocado aquí estoy yo.
Sé que aún queda algo de eso,
que rompimos los dos.
Y aunque duermas en la cama equivocada,
con el tipo equivocado,
aquí estoy yo.
Sé que aún queda algo de eso,
que rompimos los dos.
Y aunque duermas en la cama equivocada,
con el tipo equivocado,
aquí estoy yo.
Sé que aún queda algo de eso,
que rompimos los dos.
Y aunque duermas en la cama equivocada,
con el tipo equivocado,
aquí estoy yo.
Aquí estoy yo.