Pamela Cortés nació el 9 de enero de 1981 en Guayaquil, Ecuador. Desde temprana edad, mostró un notable interés y habilidad para la música. Fue en su infancia cuando empezó a destacarse en diferentes concursos locales y programas de televisión, lo que rápidamente la catapultó a la escena musical nacional.
En 1992, apenas tenía 11 años cuando ganó el Festival OTI infantil, un logro que marcó un antes y un después en su carrera. La victoria en este concurso no solo le dio reconocimiento, sino que también le permitió grabar su primer álbum, a la temprana edad de 12 años.
Con el lanzamiento de su primer álbum "Alegría" en 1994, Pamela comenzó a captar la atención de un público más amplio. Su voz melodiosa y su carisma sin igual la hicieron rápidamente popular entre jóvenes y adultos por igual.
El éxito del álbum "Alegría" fue seguido por múltiples presentaciones en los principales escenarios y programas de televisión del país. Además, Pamela no tardó en diversificar su talento hacia el teatro musical, participando en importantes producciones como "Anita la huerfanita".
En el año 2000, Pamela lanzó su segundo álbum titulado "Esperanza", que consolidó su posición como una artista versátil y talentosa. Este trabajo incluyó canciones que mezclaban pop y baladas románticas, géneros que la cantante dominaba a la perfección.
El éxito de "Esperanza" llevó a Pamela a recibir varios premios nacionales, logrando
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Enorme
Quiero seguirte,
pero ya no sé dónde voy.
Tus manos me hablan,
pero yo no sé lo que son.
Y voy desde aquí hasta allá
y el día se vuelve oscuro.
La verdad no es verdad
y estamos tan tranquilos,
a que escuchas un ruido.
No tengo nada nuevo que pueda retenerte.
Los mismos sueños locos
y un corazón que siente.
Y más mucho más
con el tiempo que es una pistola,
que se esconde en la noche
y dispara entre las sombras
de ley ahora me toca.
Tu nombre es enorme al final de la jornada.
Mi cielo es tu infierno,
mi cielo, no me ahorques.
Evaporemonos, amore mío.
La vida es evasiva, afuera hace frio.
Quiero encontrate,
pero ya no sé dónde estoy.
El tiempo pasa
y cambiamos como un reloj.
Y voy desde mí hacia ti
y el viento es sólo un pretexto.
No sé si estoy en el lugar
o estoy arando en el desierto,
si adivino, acierto.
No tengo nada viejo,
que pueda recordarte.
Todos los tibios días
que conmigo pasaste.
Allí, junto a mí,
con el tiempo que es una pistola,
que se esconde en la noche
y dispara si lo provocas,
de ley ahora me toca.