En un pequeño pueblo de Paraguay, llamado Itauguá, nació Poyo Segovia el 12 de marzo de 1985, en el seno de una familia humilde. Desde muy pequeño, mostró un talento innato para la música. Su abuelo, un antiguo guitarrista, fue quien puso su primera guitarra en sus manos, cuando apenas tenía cinco años. Este gesto marcó el inicio de una carrera musical que rompería barreras y cruzaría fronteras.
A la edad de 10 años, Poyo Segovia ya era conocido en su comunidad por su habilidad para tocar diferentes instrumentos, aunque su favorita siempre fue la guitarra. Sus influencias musicales fueron variadas, desde la música folclórica de su tierra hasta ritmos de rock y blues que había oído en las radios locales. La combinación de estos estilos formó un sonido único que más tarde sería su sello distintivo.
En 2006, con apenas 21 años, Poyo lanzó su primer álbum titulado "Raíces y Alas". Este trabajo fue una fusión de música tradicional paraguaya con elementos de rock y blues. La recepción fue fenomenal, no solo en Paraguay sino también en países vecinos como Argentina y Brasil. Canciones como "Caminos de mi Tierra" y "Viento del Sur" se convirtieron en éxitos inmediatos.
A lo largo de su carrera, Poyo Segovia ha recibido numerosos premios y reconocimientos. En 2008, la Asociación de Músicos de Paraguay le otorgó el premio "Mejor Artista Joven del Año".
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¿Qué sientes al despertar,
al mirarme bostezar?
¿qué ves en mí justo a la hora de cenar?
¿Cuándo perdimos la cordura?
¿Cuánto hay de fragilidad?
Si yo estoy loco tú eres parte de una imagen...
Fumo el recuerdo, suelto el humo y ya
El momento más violento,
tú mirada y mí mirar,
escupe justo en el momento
y que te valga mi pensar
Ignora todo el sentimiento
sólo es cuestión de hablar
sí aquí está el aire síguelo,
atrévete a volar
Sí esta podrido no se puede resanar
Cansancio, frustración y enojo
en una canción
recuerdos de una situación
y hubieras que no arreglan la ocasión.
Sí tuviera entre mis manos el poder de controlar el tiempo
regreso a esos años en que todo iba a empezar
y sólo un beso en la mejilla seguido por un ligero adiós
tal vez todo esto se ahorraría, tú estarías feliz amor
no hubiera más dolor
El vaso está medio lleno para ti, no para mí
Sí tuviera entre mis manos el poder de controlar el tiempo
regreso a esos años en que todo iba a empezar
y sólo un beso en la mejilla seguido por un ligero adiós
tal vez todo esto se ahorraría, tú estarías feliz amor
no hubiera más dolor