Ramón González, nacido el 15 de abril de 1978 en Sevilla, España, es uno de esos artistas cuya carrera ha dejado una huella imborrable en la industria musical. Desde una edad temprana, Ramón estuvo rodeado de melodías y ritmos, creciendo en una familia apasionada por el flamenco. Su madre, una bailaora reconocida, y su padre, guitarrista de talentos excepcionales, inculcaron en él un profundo amor y respeto por la música tradicional española.
El camino de Ramón hacia la excelencia musical comenzó en la adolescencia, cuando decidió asistir al Conservatorio Superior de Música de Sevilla. Allí, se sumergió en el estudio de la guitarra clásica y del cante flamenco, pero también mostró un interés insaciable por otros géneros musicales. A lo largo de su formación, Ramón experimentó con el jazz, el rock y la música electrónica, creando una base ecléctica que definiría su carrera futura.
En 2001, Ramón González lanzó su álbum debut, Raíces y Alas, un trabajo que fusionaba flamenco tradicional con elementos modernos. El álbum recibió críticas entusiastas por su frescura y originalidad. Canciones como "Alma Gitana" y "Noche Andaluz" capturaron la atención tanto del público como de la crítica especializada, catapultando a Ramón al estrellato en el panorama musical español.
A lo largo de su carrera, Ramón ha trabajado con una impresionante lista de artistas, desde el legendario Paco de Lucía hasta el innovador DJ Tiësto. Estas colaboraciones no solo
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Ya en los labios de tu pueblo no hay clamor
Ni en su pecho existe un corazón humilde
Ese llanto que en tu altar se derramaba
Eran muestras de su corazón sensible
Pero todo aquello ya ha quedado atrás
No hay quien haga que su espíritu se humille
No hay quien busque a mi Dios de corazón
Y le pida por favor
Que su transgresión olvide
Cuándo volveremos a cubrir
El altar de nuestro Dios con nuestro llanto
Cuándo volveremos a regar
Nuestras lágrimas como un perfume grato
Separado nuestro corazón de ti
No hay consagración y eso tú lo sabes
Es la causa que no hay llanto ni clamor
Que no hay lágrimas, Señor, en tus altares
Ya no hay tiempo para escuchar tu voz
Hoy tu pueblo se conforma en su alegría
Desechan los momentos de oración
Y las noches cuando tú nos bendecías
Ahora es tiempo de tornarnos hacia Dios
Disponer el corazón para adorarle
De mi pecho brote al fin a que clamor
Que en un tiempo se apagó
Pero que hoy ha de escucharse
Cuándo volveremos a cubrir
El altar de nuestro Dios con nuestro llanto
Cuándo volveremos a regar
Nuestras lágrimas como un perfume grato
Separado nuestro corazón de ti
No hay consagración y eso tú lo sabes
Es la causa que no hay llanto ni clamor
Que no hay lágrimas, Señor, en tus altares