Desde que murió mi negra
Bambuco
José A. Morales
Desde que murió mi negra,
qué triste quedó mi rancho,
ya no hay flores en el campo
ni frutos me da el naranjo.
La vaca, el perro y el gato
por ella viven llorando.
Ay, ay, que triste quedó mi rancho,
Ay, ay, sábelo Dios hasta cuando.
Cuando bajo a la quebrada,
me pongo a mirar la piedra,
donde mi ropa lavaba
cantando canciones tiernas.
Y al ver que no está mi negra
me agarra un gran desespero,
pero vuelvo y me consuelo
porque ella se fue pa’l cielo.
Dende que murió mi negra
que triste quedó mi rancho,
ya no hay quien me haga un bocao,
ni al surco lleve el guarapo,
ni quien me cabreste el macho
con la carga pa’l poblao.
Ay, Ay, qué triste quedó mi rancho,
ay,ay, sábelo Dios hasta cuando.
Lo que más me parte el alma
es no me quedarme ni un crío,
que una parte de su ausencia,
el me la hubiera suplido.
Por eso cuando me acuerdo
me agarra un gran desespero.
Pero vuelvo y me consuelo
porque ambos ‘tan en el cielo.