En el vibrante y ecléctico panorama musical de los años 90 surgió una banda que no tardó en convertirse en una fuerza imparable: Oveja Negra. Formada en 1994 en la ciudad de Monterrey, México, la banda rápidamente se ganó un lugar privilegiado en el corazón de los aficionados al rock latinoamericano. Sus fundadores, Rafael "Rafa" Martínez (vocalista y guitarrista) y Gerardo "Jerry" Sánchez (bajista), se conocieron en la universidad y compartían una pasión indomable por la música y un fervor por cuestionar el status quo.
Después de varios cambios de integrantes y nombres, la formación se consolidó con la llegada de Claudia "Clau" Gómez (batería) y Diego "D" Arroyo (guitarra principal). Oveja Negra comenzó a tocar en pequeños bares y festivales locales, ganando notoriedad por su energía desenfrenada y letras provocativas. Su primer álbum, "Voces del Olvido", lanzado en 1996, marcó un hito en su carrera. Canciones como "Caminos Perdidos" y "Reflejos Oscuros" capturaron la esencia de una generación que anhelaba autenticidad y justicia social.
La popularidad de Oveja Negra creció exponencialmente con la publicación de su segundo álbum, "Sueños Rotos", en 1998. La banda alcanzó la cima de las listas de éxitos en Latinoamérica, y sus temas comenzaron a resonar en estaciones de radio y MTV Latino. Fue entonces cuando la agrupación emprendió su primera gira internacional, abriendo conciertos en Estados Unidos, España y América del Sur. Su estilo único, una amalgama de rock
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Si yo algún día te pierdo
Contra el destino yo lucharé
Que no lo aguanta mi cuerpo
Lo frio de un mundo sin volverte a ver
Y como un pájaro muerto
Volando me iré para el infierno
Donde viven desconsolados
Los que de tí se han alejao
Y llórale al pajaro muerto
Y llórale al pajaro muerto
El que yo nunca seré