En el vibrante escenario musical de principios de los años 90 en España, surgió un grupo que rápidamente capturó la atención de melómanos y críticos por igual. Los Rodríguez, banda formada en Madrid en 1990, se convirtió en una de las agrupaciones más emblemáticas del rock hispanoamericano. La formación original del grupo incluyó a Andrés Calamaro, Ariel Rot, Julián Infante y Germán Vilella, quienes unieron fuerzas para crear un sonido único que fusionaba rock, pop y elementos latinos.
Andrés Calamaro, ex-integrante de Los Abuelos de la Nada, fue uno de los pilares fundamentales de la banda. Su talento como compositor y su voz distintiva aportaron una profundidad y una sensibilidad únicas a la música de Los Rodríguez.
Ariel Rot, también ex-miembro de Tequila, trajo consigo una vasta experiencia y una habilidad notable en la guitarra. Su estilo crudo y energético complementaba perfectamente la propuesta sonora del grupo.
Julián Infante, otro veterano de Tequila, contribuyó con sus riffs y solos memorables, haciendo que cada canción tuviera una energía inigualable. Germán Vilella, encargado de la batería, proveía el ritmo perfecto para las composiciones, consolidando el sonido característico de la banda.
El primer álbum de Los Rodríguez, "Buena Suerte", fue lanzado en 1991. Aunque no tuvo un éxito comercial inmediato, sirvió de plataforma para mostrar su potencial. La banda se enfocó en giras y tocadas en pequeños locales, ganando lentamente una base de seguidores fieles.
El verdadero éxito llegó
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Es temprano para el sol
Pero tarde para hablar, mi amor
Tan tarde que el aliento de la noche parece terminar
En palabras, nada más
En palabras, nada más
Pero para no pensar
Será que entre las hojas que nunca se cayeron estará
Perdida la verdad
A estas horas pierdo la memoria si no estoy contigo
Amigo, perdí mi camino en el último bar
Y pasé la noche entera preguntándole a la luna
Si puedo volver atrás...
Si puedo volver atrás
Pero no me contestaba
Pero no me dijo nada:
Si no rompió el silencio será que no le hablé con claridad
Cuando casi sale el sol
Cuando casi sale el sol
A la hora del perdón
La hora que te arranca lentamente tu ronca confesión
Y te nubla la visión
A estas horas pierdo la memoria y el resto es historia:
Camarero, perdí mi dinero jugándome el sueldo
Con profesionales del juego de azar
Volví casi sin consuelo
Donde siempre terminaré
Donde guardo lo que encuentro, donde duermo y me despierto con el sol
Donde siempre te esperaré
Pero nadie me esperaba
Pero nadie se reía
Solamente lo que había era una carta y propaganda en el buzón
Y la carta (no) era mía
Nunca es tarde si viene a buscarte la dicha algún día
El mar limpiará las heridas con agua y con sal...
Y será la hora de empezar de nuevo, de no verte más
Será casi la hora
De empezar de nuevo, de no verte más
Viene siendo la hora
De empezar de nuevo, de no verte más...
El tiempo (lo) dirá