El Vals del Barquero
De entre todos los pecados conocidos
elegimos la soberbia por encima del amor.
Decidimos que es mejor morirnos solos con orgullo,
luchar por lo que es tuyo hasta que sangre esté dolor.
Hasta que el cuerpo aguante,
hasta que aguante mi voz,
hasta tenerte desnuda delante,
no entendí lo que era dios.
Me comprometo a remar hasta que duren las olas,
mientras siga habiendo mar mi soledad no estará sola,
mis manías y mis fallos que se ahogen en lo azul.
Mi agonía está disuelta entre tragos de vino, buscando una luz.
La luz de tus ojos,
cual faro maldito.
Me embruja y me grita,
me empuja y yo grito.
Quisiera ahogarme entre la espuma
de cuando en ti rompe el mar,
atarme fuerte a la locura de no verte mal,
de no verte mal.
Resulta que el barquito de papel se hundió empapado en el sereno.
Resulta que es mi culpa por no haber sabido ver que después de la calma siempre vuelven los truenos.
Y ahora dudo si remar es bueno.
Quizás que la marea me maneje a su placer
para que el horizonte no se aleje.
Persigo lo imposible porque nunca lo tendré y es eso justo que me atrae.