En la fría ciudad de Glasgow, Escocia, a finales de los años 70, nació una banda que resplandecería en la escena musical internacional: Simple Minds. Fundada en 1977 por Jim Kerr (vocalista) y Charlie Burchill (guitarrista), el dúo se conoció en la secundaria y compartieron una pasión inquebrantable por la música. Junto a otros miembros iniciales como Derek Forbes en el bajo y Brian McGee en la batería, comenzaron a tocar en pequeños clubes locales, experimentando con diferentes sonidos y estilos.
Desde el principio, Simple Minds fue una banda en constante evolución. Su álbum debut, Life in a Day de 1979, mostró una clara influencia del punk y la nueva ola, aunque no fue un gran éxito comercial. Sin embargo, con su siguiente trabajo, Real to Real Cacophony, lanzado ese mismo año, comenzaron a explorar terrenos más experimentales, que sentaron las bases para su futuro sonoro.
En 1980, con el lanzamiento de Empires and Dance, Simple Minds estableció su identidad musical. La banda comenzó a destacar en la escena musical europea, especialmente en Alemania, Francia y España. Este álbum presentó un sonido más electrónico y atmosférico, que diferenció a Simple Minds de otras bandas de la época.
El verdadero punto de inflexión llegó en 1982 con el lanzamiento de New Gold Dream (81–82–83–84). Este álbum combinaba de manera magistral el pop electrónico y el rock, y contenía éxitos como “Promised You a Miracle” y “Glittering Prize”.
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God gave me travelling shoes,
God gave me the wanderer’s eye,
God gave two gold coins to help me to the other side.
He then turned around and said - be careful how the small things grow,
When God gives you travelling shoes,
You know that it is time to go.
Home,
Home,
Home.
He then sent in the ship at night,
And it took me to a hidden port.
Slipped me the key at last,
To open up my prison door.
Gave me blackbird's wings,
Gifted me with beggar's eyes.
But when God sends in the jackals,
You know that it is time to say bye, bye, bye.
So I’m going home.
Home,
Home,
Home,
Home,
Home.
So God gave me travelling shoes,
Gave me one last reprieve.
He then gave me hunger,
Denying me the air to breath.
Not even one small case,
Not even one last goodbye.
But God gave me travelling shoes,
And without them I would surely die,
So I’m going home.
Home,
Home,
Home,
Home