Los Cadetes de Linares nacieron en la pequeña ciudad de Linares, Nuevo León, México. Corría la década de los 60, cuando dos talentosos músicos, Homero Guerrero y Lupe Tijerina, se unieron para formar una de las agrupaciones más icónicas del género norteño. Su sello distintivo siempre ha sido la combinación de guitarra, acordeón y bajo sexto, que juntos crean un sonido contundente y profundo.
Apenas iniciada su carrera, los Cadetes de Linares comenzaron a ganar popularidad local con sus primeras grabaciones. Uno de sus primeros éxitos fue “Los Dos Amigos”, una canción que narraba historias de la vida cotidiana y costumbres de su tierra natal. El reflejo de la cultura norteña en sus letras y el carisma de sus intérpretes pronto los catapultaron a un estatus icónico en el norte del país.
El grupo se consolidó gracias a su enérgica combinación de instrumentos y voces adoloridas que eran capaces de hacer vibrar hasta el corazón más duro. Las cantinas, fiestas patronales y rodeos se convirtieron en los escenarios perfectos para sus presentaciones. Su música se caracterizaba por contar historias de amor, desamor, corridos y anécdotas de la vida real, logrando conectar profundamente con sus seguidores.
A medida que los Cadetes de Linares ganaban popularidad, su influencia se extendió más allá de las fronteras de México, llegando a Estados Unidos y otros países de habla hispana. Temas como “El Palomito” y “Las Tres Tumbas” se convirtieron en auténticos himnos
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Ezequiel Rodríguez
Año del 41, Diciembre por cierto mes
Hubo una muerte en “La Osada”, un sábado veintitrés
Cuando Ezequiel llego al baile, y les echo unas habladas
Respétenme soy sus padre, agraristas de “La Osada”
Dios me encargo una cabeza, y aquí la traigo en mi vista
Esta noche se la mando, ha de ser de un agrarista
Anselmo saco pistola, y Ezequiel saco la de el
Porque se le figuraba que todo el mundo era de el
Luego que Ezequiel cayó, que ni las manos metía
Toda la gente gritaba, que viva Anselmo García
Salieron todo el camino, iban con rumbo a Linares
Con Ezequiel mal herido, sin saber sus familiares
Adiós caballo alazán, ya no te vuelvo a montar
Me llevan para Linares, me lleva a sepultar
Al pie de mi sepultura, yo mi pistola deseo,
Mataron a un pistolero, de la gente de Atareo