Kaotiko es una de las bandas más emblemáticas del punk rock en el País Vasco y España. Surgido a principios de los años 2000, este grupo ha logrado mantenerse vigente gracias a su potente sonido y letras que reflejan la realidad social con crudeza y sinceridad.
Kaotiko nació en 2001 en la localidad de Agurain, Álava, una zona con una rica tradición en la escena punk. La formación original incluía a dos exmiembros de La Polla Records: Juantxu “Tripi” (bajo) y Txarly (guitarra), junto con aguerridos músicos que compartían su pasión por el punk.
Los otros miembros fundadores fueron Aguayo (voz), Fonta (batería) y Xabi (guitarra). Juntos, decidieron llevar el legado del punk vasco a una nueva dirección, con un enfoque más fresco, sin perder la esencia reivindicativa que caracterizaba a La Polla Records.
En 2001, Kaotiko lanzó su primer álbum llamado “Mundo Kaotiko”. Este trabajo les ayudó a consolidarse rápidamente en la escena musical. Las letras trataban temas de insatisfacción social, rechazo a las injusticias y la lucha por los derechos básicos, todo esto con un frenesí punk rock que encantó a muchos seguidores.
En 2003, lanzaron su segundo álbum, “Raska y Pierde”, que consolidó aún más su presencia tanto en el País Vasco como en el resto de España. La crítica especializada y los fanáticos elogiaron el trabajo, describiendo el álbum como una ráfaga de energía y verdad en tiempos turbulentos.
Tic Tac
Bang-bang, se acaban mis sueños
quizás no tenga otro de ellos,
dos misiles me han despertado...
Se oyen gritos de gente que muere,
huele el humo de cuerpos que arden,
y unos tanques giran en la calle,
apuntando a quienes no se callen.
Tic-tac, preparo mis libros
un dos, el mismo camino,
minas que no puedo pisar.
Pin-pan, silbido de balas
que recorren las aulas,
miro alrededor,
y hay que escapar...
Se oyen gritos de gente que muere,
huele el humo de cuerpos que arden,
y un ejército que va avanzando,
oro negro es lo que están buscando.
Cambian la piel
por gotas de petróleo,
no hay para comer,
y ellos engordan.
Bang-bang, se imponen culturas,
bang-bang, sus balas apuntan,
y una de mil me sigue a mí.
Ya se que no es el recreo,
tampoco tengo tiempo
para ser feliz,
voy a morir...
Se oyen gritos de gente que muere,
huele el humo de cuerpos que arden,
y unos tanques giran en la calle
apuntando a quienes no se callen.
Cambian la piel
por gotas de petróleo,
no hay para comer,
y ellos engordan.
Se oyen gritos de gente que muere,
huele el humo de cuerpos que arden,
y en despachos cuatro hijos de p***,
que no luchan y que lo disfrutan.