Paula Rojo, nacida el 16 de julio de 1990 en Mieres, Asturias, es una cantante y compositora española que ha capturado muchos corazones con su voz dulce y letras emotivas. Desde muy joven, Paula mostró un interés innato por la música, alimentado por una familia que siempre apoyó su pasión. Su talento comenzó a destacar en la adolescencia, cuando empezó a componer sus primeras canciones.
Su primera oportunidad significativa llegó en 2012 cuando participó en el popular programa de televisión La Voz. Paula no solo entró rápidamente en el equipo de Melendi, sino que también se ganó el cariño del público con su estilo único y su manera sincera de interpretar las canciones. Aunque no ganó el concurso, su participación fue suficiente para abrirle las puertas de la industria musical.
Uno de los aspectos más distintivos de Paula es su fiel compañera: un ukelele que ha llegado a ser casi un símbolo de su música. Las melodías sencillas y cercanas, acompañadas por su voz cristalina, crearon un sello personal que la diferenció de otros artistas. Su música se caracteriza por la fusión de estilos como el pop, el folk y el country, siempre con letras que tocan el alma.
En 2013, Paula lanzó su primer álbum, “Érase un Sueño”. El disco incluía canciones que ya habían resonado en el programa de televisión, como
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Aquella brisa de verano
siempre escondía algún romance una ilusión,
una forma de aprender sufriendo,
porque siempre preferimos lo imposible
inalcanzable, los sueños
yo te quería preguntar
si era posible alcanzar el sueño
de dormir junto a ti volar muy alto
que el cielo nos espere
y que me digas que me quieres susurrando.
Pero no pude
Me faltaron fuerzas
Me quede muda al pensar
que te podías reír de mi inexperiencia,
De mi dolor
Fueron pocos testigos,
Maldigo las dos palabras
que hicieron de nuestra historia
Un recuerdo en el olvido.
Cumplía yo los 18 y estrenaba vestido
No sabia con certeza si ya te habías ido
Busqué entre tus amigos, pero no te encontré
Y alguien se acercó y su aliento olía a ti
El perfume y ese acento que me hacían sonreír
Me pediste bailar y como tonta cedí.
Pero no pude
Me faltaron fuerzas
Me quede muda al pensar
que te podías reír de mi inexperiencia,
De mi dolor
Fueron pocos testigos,
Maldigo las dos palabras
que hicieron de nuestra historia
Un recuerdo en el olvido.
Tres veranos después nos volvimos a encontrar
Ya todo había cambiado,
yo quiero aprender amando
Quise decirle que era tarde
que cinco besos no compensan tanto daño.
Pero no pude, me faltaron fuerzas,
Quise dejarlo pasar y sonreír y bailar
con él la última pieza
De mi dolor él nunca fue testigo
Por eso, entre otras cosas,
esta historia no es más
Que un recuerdo en el olvido...