Carmencita Lara, nacida como Julia Rosa Capristán García el 8 de octubre de 1926 en Paiján, Perú, fue una de las cantantes más emblemáticas de la música criolla y la música andina del Perú. Sus canciones, llenas de melancolía, amor y desamor, tocaron los corazones de muchas generaciones y la convirtieron en una figura imperecedera en la historia musical del país. Falleció el 18 de septiembre de 2018, dejando un legado que aún resuena en lo profundo del alma peruana.
Julia Rosa, conocida más tarde como Carmencita Lara, creció en un ambiente humilde donde la música siempre jugó un papel fundamental. Desde pequeña, demostró un talento natural para el canto, enamorando a todos con su voz dulce y emotiva. Sus padres, conscientes de su habilidad, la apoyaron para que desarrollara su talento, aunque nunca imaginaron que llegaría a ser una de las figuras más importantes de la música peruana.
El inicio de la carrera musical de Carmencita Lara se remonta a sus primeros años en la ciudad de Trujillo, donde participó en diversos festivales y concursos de canto. Fue allí donde conoció a Víctor Lara, su esposo y principal acompañante musical, quien también fue un destacado acordeonista. Juntos, conformaron un dúo excepcional, con Víctor acompañándola en el acordeón y ella interpretando diversas canciones con su inconfundible voz. Decidieron adoptar el nombre artístico de Carmencita Lara, en honor a una canción homónima que solían interpretar.
La
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El espejo de mi vida
Ayer tarde me eh mirado en el espejo,
pues sentia por mi fas curiosidad
y el espejo al retratar mi cuerpo entero
me ah bribdado dolorosa realidad
Ya estoy viejo hay arrugas en mi frente
mis pupilas tienen un devil mirar
y mis labios temblorosos y arrugados
saboriando estan los besos que ayer dieron y hoy no dan
Coro
Tuve amores y mujeres a porfía,
fuí mimado y halagado con afán,
más aquella juventud que yo tenía
fue muy loca y no la pude remediar.
Con los años huyeron mis privilegios
uno a uno mis idilios vi fugar,
y hoy tan sólo de este apogeo me queda
bucles, retratos, pañuelos,
cartas de amor y nada más.
Coro
Tuve amores y mujeres a porfía,
fuí mimado y halagado con afán,
más aquella juventud que yo tenía
fue muy loca y no la pude remediar.
Con los años huyeron mis privilegios
uno a uno mis idilios vi fugar,
y hoy tan sólo de este apogeo me queda
bucles, retratos, pañuelos,
cartas de amor y nada más.