Santiago Benavides nació en la vibrante ciudad de Bogotá, Colombia, en un hogar donde la música y la fe cristiana eran los pilares fundamentales. Desde pequeño, Benavides mostró una habilidad innata para la música, un don que rápidamente fue nutrido por su familia y su comunidad eclesiástica. Esta combinación de fe y arte marcó el rumbo de su vida y su carrera.
En su adolescencia, Santiago se unió a varios grupos juveniles eclesiásticos, donde no solo descubrió su amor por la música, sino también su vocación como compositor e intérprete. Inspirado por la música tradicional colombiana y las baladas cristianas contemporáneas, Santiago comenzó a escribir sus propias canciones, las cuales reflejaban sus profundas creencias y experiencias personales.
En 2009, Santiago lanzó su primer álbum titulado “Desde La Puerta”, un trabajo que fue acogido con gran entusiasmo tanto por la comunidad cristiana como por el público en general. Las letras sinceras y conmovedoras, junto con la fusión de ritmos folclóricos y contemporáneos, hicieron de este disco un éxito rotundo. Canciones como “Mi Pastor” y “Amor de Madre” se convirtieron en himnos que resonaban en iglesias y hogares por igual.
Con el éxito de su primer álbum, Santiago Benavides se consolidó como una figura relevante en la música cristiana de habla hispana. Su mensaje de esperanza y fe, combinado con su habilidad para componer melodías pegajosas y letras
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Sé que no es la más
Original
De las declaraciones de amor
Decirte que quiero
Envejecer
A tu lado
Te preguntarás que, ¿qué me pasó?
Fue que me di cuenta
De la maravilla de tomar café
De lavar la loza
Y de una guerra de cosquillas
¿Por qué dirán que es tan mala la rutina?
Si tiene una mesa, una silla, un espejo
¿Por qué pensarán que el picante en la vida
Lo pone tan solo lo nuevo?
¿Cuál sería el encanto del vino sabroso
Y disco en vinilo y la foto amarilla?
¿Y cuál la belleza del par de viejitos
Que aún de la mano caminan?
Sé que no es la más
Original
Y que está tomando
Tinte existencial
Pero es que no puedo (shu-bi-ru-ba)
Dejar de pensar (shu-bi-ru-ba)
En miles de cosas (shu-bi-ru-ba, ah, ah)
Así suene impúdico, pienso por ejemplo
Qué bueno es amarnos con todo y defectos
Qué buena es la cama donde existe gracia
Para la barriga, la estría y las canas
Y antes de que suba más el erotismo
Y empiecen los niños a investigar
Y que me dirijas aquella mirada
Que la compostura me pide guardar
Vuelvo a lo que iba a ser esta canción
En que tu marido de romanticón
Te estaba diciendo que quiere ser viejo
Si al llegar a viejo
También estás vos