Savia Andina nació en la ciudad de La Paz, Bolivia, en un momento crucial de la década de 1970. Fue en 1975 cuando cuatro jóvenes músicos, ambiciosos y talentosos, decidieron unir sus habilidades para rendir homenaje y preservar la rica herencia musical de los Andes. Los fundadores fueron Gerardo Arias (guitarra y voz), Oscar Castro (charango y voz), Rolando Malpartida (viento y percusión) y Edwin Castillo (bajo).
Desde el principio, Savia Andina se comprometió a investigar y recuperar canciones tradicionales bolivianas, así como a componer piezas originales que reflejasen su identidad cultural. Sus primeras actuaciones, celebradas en pequeños escenarios y festivales locales, captaron rápidamente la atención del público gracias a su combinación única de talento, pasión y autenticidad.
El lanzamiento de su primer álbum, "Savia Andina Vol. 1", en 1975, marcó un hito en su carrera. Con canciones como "Flor de Chuquisaca", "Palomitay" y "Margarita", lograron cautivar a una audiencia cada vez mayor. El éxito del álbum no solo consolidó su presencia en el ámbito musical boliviano, sino que también abrió las puertas para futuras giras en América Latina.
A medida que la popularidad de Savia Andina crecía, también aumentaba su deseo de llevar la música andina a un escenario global. Participaron en festivales internacionales y ofrecieron conciertos en países como Argentina, Perú, Chile y Colombia. Su música resonaba no solo entre los bolivianos, sino entre aficionados de la música folk
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Va sin descansar
Un carretero con su carga a la ciudad
Y en su cantar pregona dicha
Del campo en la inmensidad
Entre sombra y luz
Con el jijusa va marchando hasta el poblao
Mientras el vaivén
Añora dulce, de su chaco el moraijú
Su rítmico son
Va sazonando el dulzor
De la fruta tierna
Que se lleva pa vender
Y su lento andar va inspirando al carretón
La dulce canción
Que gime el eje al traquetear
A su querer, de vuelta ya
Donde su amada, lo espera con rico somó
Su corazón, contento está
Y en su guitarra, cantando, da gracias a Dios
Su rítmico son
Va sazonando el dulzor
De la fruta tierna
Que se lleva pa vender
Y su lento andar va inspirando al carretón
La dulce canción
Que gime el eje al traquetear
A su querer, de vuelta ya
Donde su amada, lo espera con rico somó
Su corazón, contento está
Y en su guitarra, cantando, da gracias a Dios