En el vasto panorama de la música religiosa, pocos nombres han resonado con tanta fuerza y profundidad como 'Himnario de Suprema Alabanza'. Este grupo, conocido por sus interpretaciones emotivas y letras profundizantes, ha dejado una huella indeleble en el corazón de millones de feligreses alrededor del mundo.
Los orígenes de 'Himnario de Suprema Alabanza' se remontan a las pequeñas congregaciones de América Latina durante la década de 1980. Este conjunto musical surgió de un grupo de devotos que, impulsados por un profundo deseo de exaltar su fe, comenzaron a reunirse para cantar y componer himnos y alabanzas. Lo que comenzó como encuentros familiares se convirtió pronto en reuniones comunitarias, donde la música cobraba dimensiones espirituales insospechadas.
El primer álbum de 'Himnario de Suprema Alabanza', titulado "Voces del Alma", fue grabado en 1985. Este trabajo no tardó en ganar popularidad entre las iglesias locales y rápidamente trascendió fronteras nacionales. Las letras, impregnadas de esperanza, fe y amor divino, resonaron profundamente en los corazones de los oyentes. Las canciones como “Camino de Luz” y “Junto a Ti Señor” se convirtieron en himnos
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Ama el pastor sus ovejas (Dia del pastor)
AMA EL PASTOR SUS OVEJAS
1
¡Ama el Pastor sus ovejas! con un amor paternal;
¡Ama el Pastor su rebaño! con un amor sin igual;
¡Ama el Pastor a las otras que descarriadas están,
y conmovido las busca por donde quiera que van!
CORO:
Por el desierto errabundas vense sufrir penas mil;
y al encontrarlas, en hombros, llévalas tierno al redil.
2
¡Ama el Pastor sus corderos. Amalos tierno el Pastor!
A los que a veces, perdidos se oyen gemir de dolor:
Ved al Pastor conmovido por los collados vagar;
y los corderos en hombros, vedlo llevando al hogar.
3
¡Ama las noventa y nueve, que en el aprisco guardó!
¡Ama las que descarriadas, por el desierto dejó!
"Oh, mis ovejas perdidas!". Clama doliente el Pastor,
"¿Quiénes vendrán en mi ayuda, para salvarlas, Señor?"
4
Son delicados tus pastos y quietas tus aguas son;
henos aquí, ¡Oh Maestro! danos hoy tu comisión:
Haznos obreros fervientes, llénanos de un santo amor,
por las ovejas perdidas de tu redil, buen Señor.
Fin
“Dios te bendiga hoy, Mañana y siempre”