Punta de flecha
Una punta de flecha hallé una tarde semioculta, perdida en la maleza,
clavada en una herida que ella abriera sobre el pecho desierto de la tierra
era aguda, era hermosa y cristalina, astilla trabajada de la piedra,
tal vez su material vino a este mundo en el raudo meteoro de una estrella
yo alcé como una flor de otros veranos su forma a corazón blanca y perfecta
el arco que impulsaba su destino hace mucho la dejó sola e inerte
con el mudo misterio de su hechura y el antiguo secreto de su suerte
vi en el tiempo la mano creadora que forjó su ángulo grave y reluciente
y la vi como ayer, surcando el aire, con el silbo de su andar frío y silente
y pensé en la trayectoria y la distancia, pequeña mensajera de la muerte
así se me ocurrió que en algún tiempo, de este mismo lugar y por la tarde
otro ser como yo miraba el cielo y el sol del horizonte que arde y arde
sentí como que hablaban los silencios y la vaga sensación de estar con alguien
y no se por qué razón dejé la flecha en el mismo lugar que estaba antes
más primero la apreté fuerte en el puño y cien siglos se clavaron en mi sangre