Killswitch Engage es una banda estadounidense de metalcore que se formó en 1999 en Westfield, Massachusetts. Surgió como el resultado de la disolución de dos bandas locales: Overcast y Aftershock. En su formación original, Killswitch Engage presentó a Jesse Leach en las voces, Adam Dutkiewicz en la batería, Mike D'Antonio en el bajo y Joel Stroetzel en la guitarra.
En 2000, la banda lanzó su primer álbum autotitulado "Killswitch Engage". Este álbum de debut les brindó un punto de partida sólido, con una combinación de agresividad y melodía que empezó a definir su sonido característico. Aunque el álbum no fue un éxito comercial inmediato, llamó la atención de la escena underground del metal.
La verdadera consagración de Killswitch Engage llegó en 2002 con su segundo álbum, "Alive or Just Breathing". Este disco les permitió firmar con el reconocido sello Roadrunner Records, y fue en este período cuando Adam Dutkiewicz pasó de ser el baterista a desempeñarse como guitarrista principal, dejando las baquetas a Tom Gomes. El álbum trajo consigo himnos como "My Last Serenade" y "Fixation on the Darkness", y fue aclamado por su energía desbordante y letras profundas.
En 2002, tras el lanzamiento de "Alive or Just Breathing", Jesse Leach dejó la banda debido a problemas personales y de salud vocal. Fue reemplazado por Howard Jones, quien aportó una voz aún más poderosa y versátil. Con
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Me han abierto los ojos para ver a ver el mundo me rodea el diario
Me niego a ser conducido por la mayoría
no puede comprometer y i i
para juzgar
sentencia será transmitida a usted
yo estaré para lo que somos
nunca conmovidos por la condena
nadie se pone más alto que otro
no importa la raza o el credo o el sexo
tenemos que enseñar el perdón y la compasión por todas las formas de vida
a través de la comprensión de nuestras diferencias
encontraremos el respeto de unos a otros
todos somos de carne y hueso
No tengo miedo de hablar de mi mente
sin importar las consecuencias
permanecer fiel a ti mismo
a través de los humildes ojos de un niño que se den cuenta de la verdadera igualdad
que no puede llevarme a mí