En la región montañosa de Durango, México, nació uno de los grupos más icónicos del género regional mexicano: Los Canelos de Durango. La formación del grupo se dio en la década de los 80, cuando un grupo de amigos, apasionados por la música y las tradiciones de su tierra, decidió unir sus talentos para rendir homenaje a sus raíces.
Los fundadores del grupo, Manuel Canelo, José Luis Canelo y Felipe Canelo, crecieron con la influencia de la música norteña y los corridos que narraban las historias de valor y romance de su región.
Los Canelos de Durango se destacaron por su estilo auténtico y su capacidad para conectar con el público a través de sus letras profundas y melodías pegajosas. Su música es una fusión magistral de corridos, rancheras y cumbias, lo que les permitió llegar a una amplia audiencia y consolidarse como una referencia indiscutible en el ámbito del regional mexicano.
Las influencias de figuras como Cornelio Reyna y Ramón Ayala se reflejan en sus composiciones, aunque Los Canelos siempre lograron imprimir su propio sello distintivo en cada tema que interpretaron.
A lo largo de su carrera, Los Canelos de Durango cosecharon una serie de éxitos que les dieron reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional. Entre sus canciones más emblemáticas se encuentran:
Estos éxitos no solo les valieron el cariño del público, sino también diversos premios
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Pena Terrible
Por quererte mujer con tanto anhelo
Este afán de adorarte como a dios
Ahora soy infeliz del mismo cielo
Uso el mundo de olvido entre los dos
Aunque el techo de piedra me ataladre
Esa pena terrible tan atroz
Yo te abre de querer como a mi madre
Y a la vez adorarte como a dios
Lloro, me arrodillo, canto y rezo
Ante un Cristo que me tiene que juzgar
Para ver si por medio de todo eso
Manda a un Ángel que me venga a consolar
Aunque el techo de piedra me ataladre
Esa pena terrible tan atroz
Yo te abre de querer como a mi madre
Y a la vez adorarte como a dios
Lloro, me arrodillo, canto y rezo
Ante un Cristo que me tiene que juzgar
Para ver si por medio de todo eso
Manda a un Ángel que me venga a consolar