La Hija del Mariachi es mucho más que un simple grupo musical; es el reflejo perfecto del folclore mexicano y un verdadero embajador de sus tradiciones. Desde su formación, ha encantado a audiencias alrededor del mundo con su poderosa interpretación de música ranchera y mariachi.
La leyenda de La Hija del Mariachi comienza en la vibrante capital de México, Ciudad de México, durante los primeros años del siglo XXI. Liderado por la carismática y talentosa cantante Victoria López, el grupo se formó con una misión clara: reavivar el amor por la música tradicional mexicana y llevar esos sonidos icónicos más allá de las fronteras nacionales.
En sus inicios, La Hija del Mariachi se presentó en bares y pequeños escenarios de la ciudad, ganando rápidamente seguidores gracias a su estilo auténtico y emotivo. El grupo estaba compuesto por músicos excepcionales que compartían la misma pasión y dedicación por la música ranchera.
Su gran oportunidad llegó con la participación en un popular programa de televisión, donde su interpretación de clásicos como "Cielito Lindo" y "El Rey" impresionó tanto al público como a los críticos. Este salto a la fama les permitió grabar su primer álbum, que fue un éxito de ventas y consolidó su reputación como uno de los grupos más prometedores en la escena musical mexicana.
Con el paso del tiempo, La Hija del Mariachi comenzó a realizar giras internacionales, destacándose especialmente en Estados
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En lo alto de la abrupta serranía,
Acampado se encontraba un regimiento,
Y una joven que valiente lo seguía
Locamente enamorada del sargento
Popular entre la tropa era Adelita,
La mujer que el sargento idolatraba,
Que a demás de ser valiente era bonita,
Que hasta el mismo coronel la respetaba
Y se oía que decía
Aquel que tanto la quería:
Y si Adelita quisiera ser mi novia,
Y si Adelita fuera mi mujer,
Le compraría un vestido de seda
Para llevarla a bailar al cuartel
Una tarde en que la escolta regresaba
Conduciendo entre sus filas al sargento,
Y una mujer que sollozaba,
Su plegaria se escucho en el campamento
Al oírla, el sargento, temeroso
De perder para siempre a su adorada,
Ocultando su emoción bajo el embozo,
A su amada le canto de esta manera
Adelita, Adelita no me vayas a olvidar
Y si acaso yo muero en batalla,
Y mi cadáver lo van a sepultar,
Adelita, por Dios te lo ruego,
Que con tus ojos me vayas a llorar.
Ya me despido de mi querida Adela
Solo un recuerdo quisiera yo llevar
Su retrato grabado en mi mente
Para nunca su amor olvidar